Cúcuta

El Catatumbo, epicentro del reacomodo armado que marcará el 2026

El balance de PARES advierte que ELN y disidencias intensificaron su disputa en Norte de Santander.

Balande de grupos armados 2025 de PARES. Foto: Cortesía.

Balande de grupos armados 2025 de PARES. Foto: Cortesía.

Norte de Santander.

El Catatumbo volvió a consolidarse este año como uno de los territorios más estratégicos para los grupos armados en Colombia, según el más reciente balance de grupos armados 2025 de la Fundación Paz & Reconciliación (PARES).

La región, históricamente afectada por la confrontación entre el ELN, las disidencias de las antiguas FARC y estructuras residuales del EPL, enfrenta hoy un reacomodo que no solo se mantuvo durante el 2025, sino que proyecta un 2026 aún más crítico para Norte de Santander.

De acuerdo con el documento, el Catatumbo reúne dos factores que hoy definen el nuevo ciclo de violencia en el país: presencia sostenida de actores armados y una disputa permanente por corredores estratégicos.

En esta zona confluyen rutas hacia Venezuela y conexiones naturales con el sur del Cesar, el Magdalena Medio y el sur de Bolívar, además del núcleo más grande de cultivos de coca del oriente colombiano.

Esa combinación ha convertido a municipios como Tibú, Sardinata, El Tarra, Convención y Teorama en escenarios de presión constante.

Francisco Daza, investigador de PARES, advierte en Caracol Radio que la región atraviesa una fase de confrontación prolongada.

“El Catatumbo sigue siendo un punto estratégico para el desarrollo de este ciclo de violencia, producto del reposicionamiento de grupos armados en esta región de Norte de Santander, el ELN por un lado y por el otro el Estado Mayor de Bloques y Frentes a través del Frente 33”, señaló.

Y añadió que “la crisis humanitaria que comenzó este año en el Catatumbo se mantuvo y deriva, al parecer, en una constante confrontación armada que se va a prolongar para el 2026”.

El informe también destaca que, aunque el ELN redujo presencia en otros departamentos, en Norte de Santander mantuvo estructuras fuertes apoyadas en rutas transfronterizas y mecanismos de control social que operan desde hace años.

Esa ventaja geográfica le permitió sostener influencia incluso frente al avance de las disidencias.

El Frente 33 del Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF), surgido tras la fractura del Estado Mayor Central, se consolidó este año como el actor disidente con mayor crecimiento en el departamento.

Su reposicionamiento en zonas rurales de Tibú, El Tarra y Teorama reactivó tensiones con el ELN y reconfiguró áreas donde las antiguas FARC habían tenido retaguardias históricas.

La situación se complejiza con la reaparición de núcleos residuales del EPL, que, aunque pequeños, alteran los equilibrios locales y se insertan rápidamente en las economías ilegales que funcionan en la región.

Para PARES, el Catatumbo es hoy un territorio en “disputa sostenida”: un escenario donde varios grupos coinciden, se mueven, retroceden y reaparecen sin que ninguno logre un dominio estable.

Esto genera ciclos constantes de tensión y afecta directamente a las comunidades rurales, que enfrentan restricciones de movilidad, amenazas y presiones asociadas al control social de los actores armados.

El balance concluye que el Catatumbo seguirá siendo uno de los principales focos del conflicto en 2026.

La combinación de cultivos ilícitos, rutas transfronterizas, corredores hacia otras regiones y una débil presencia estatal crea las condiciones para que los grupos continúen expandiéndose y reorganizándose.

Para PARES, sin una intervención estatal integral y sostenida, Norte de Santander continuará siendo epicentro del nuevo ciclo de violencia que vive el país.

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