“Tanto en mi vida personal como la deportiva he escapado de la muerte”: confesión de Wilmar Roldán
El árbitro colombiano contó los duros momentos que pasó en su infancia.

“Tanto en mi vida personal como la deportiva he escapado de la muerte”: confesión de Wilmar Roldán
19:06
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“Tanto en mi vida personal como la deportiva he escapado de la muerte”: confesión de Wilmar Roldán. (Photo by Alexandre Schneider/Getty Images)
Wilmar Roldán, para muchos el mejor árbitro del continente, se encuentra recuperándose de una lesión de rodilla, la cual le impidió impartir justicia en los cuadrangulares finales del fútbol colombiano.
“Tanto en mi vida personal como la deportiva he escapado de la muerte”: confesión de Roldán
En diálogo con Caracol Deportes Sábado, el juez central dio detalles sobre el libro que recientemente sacó a la venta, titulado ‘Silbato de Oro’, y en el que habla tanto de su vida personal como de la profesional.
Precisamente, en medio de sus anécdotas, Wilmar Roldán confesó ha “escapado de la muerte” a lo largo de su vida, ya sea por las difíciles condiciones en las que creció o en un campo de fútbol.
Dura niñez de Wilmar Roldán
“Tanto en mi vida personal como la deportiva he escapado de la muerte. Crecí en una zona muy complicada (Remedios, Antioquia), porque donde hay oro, hay problemas y grupos al margen de la ley. En ese momento había guerrilla, paramilitarismo, ejército, policía, y los enfrentamientos eran constantes, las masacres eran diario vivir“, empezó diciendo el juez central.
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“Mucha gente me pregunta si no me da miedo pitar partidos y les respondo que no. Si no me daba miedo salir de la casa y ver tres muertos, que eran vecinos o amigos míos. Con esos sucesos que pasaban en mi pueblo, desafortunadamente, naturalizaba uno ese problema y pensaba que en cualquier momento podía ser uno el muerto“, amplió.
Incluso, Roldán contó cómo fue la muerte de su tío y la suerte que estuvo al no estar ese día en casa: “Así le pasó a un tío mío, que lo sacaron de la casa en la madrugada y lo mataron. Yo ese día me salvé porque no estaba en la casa y me llegaron a decir que me tenía que reclutar o terminaba muerto".
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Finalmente, Wilmar comentó que el arbitraje “fue lo que me salvó”, debido a que dicha actividad le permitió mantenerse a raya de la calle y los vicios. “Solo era el chico que pitaba los partidos los domingos en la cancha del pueblo. Esta profesión me salvó la vida”, concluyó.

Wilmar Roldán / Getty Images / Marcelo Endelli
El partido que casi le cuesta la vida a Roldán
Wilmar Roldán también reveló la historia de cuando casi es atacado por unos hinchas que invadieron el terreno de juego y tuvo que huir del sitio.
“Fue en un partido Quindío vs Santa Fe, donde entraron muchos hinchas a la cancha y tocó salir huyendo, porque eran demasiados con puñales, armas blancas y con intención de provocar un daño mayor“, contó.
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La idea de todas estas historias, cuenta Roldán, es que los jóvenes que pases por situaciones de ese tipo “aprendan a cómo sobrellevar esos momentos difíciles”.
Más declaraciones de Wilmar Roldán
La verdad detrás del pito de oro que usó: “Mucha gente preguntaba que ese pito qué, oro de 24 kilates, oro re mediano. Los jugadores se me acercaban y me pedían que se los regalara, pero yo les decía que no porque valía mucha plata. Era para empezar a darle publicidad al libro ‘Silbato de Oro’, en el que quedó plasmada la historia de Wilmar Roldán, una autobiografía. Desde sus inicios en Remedios, Antioquia, hasta llegar a la cúspide del arbitraje mundial. Es un trasegar de éxitos, dificultados, fracasos, caídas, es un libro muy bien escrito, que relata muy bien la vida de una persona montañera, siempre con sueños e ideales. Será fuente de inspiración no solo para los árbitros, sino para aquellas personas que desean hacer algo con su vida”.
Será difícil encontrar al nuevo Roldán o a uno mejor: “En el libro cuento el proceso de lo que viví en los Mundiales de Rusia y Brasil. Pasa que la gente cree que es muy fácil ir a un Mundial o pitar una final de Copa Libertadores o Copa América. Yo lo hice, le competí de tú a tú a los mejores árbitros del continente, siempre estuve en el grupo de esos tres mejores árbitros del continente. Entonces, algunas personas creyeron que eso era muy fácil y quisieron darle la oportunidad a otro, lo cual no está mal, pero si alguien quiere ser mejor que Wilmar Roldán debe prepararse, dirigir y tener mejor credibilidad. Se le dio oportunidad a unos muchachos y no es fácil, se dieron cuenta de que para llegar a la cúspide del arbitraje mundial no solamente se requiere talento, sino también una disciplina y esfuerzo constante”.
Así comenzó el sueño del arbitraje: “En un momento encuentras ese don que Dios te envió por intermedio de alguien, en el caso mío fue una profesora que pitó un penalti y yo le discutí. Siempre que los jugadores me discuten cuando lo sanciono, me acuerdo de ese niño de 10 años discutiéndole a una profesora que no era penalti. Ahí empecé a enamorarme del arbitraje. Cuando la profesora me dijo que pitara un partido, me sentí diferente, que es tomar decisiones, tener el poder que nos dan las reglas de juego y la decisión del árbitro, hasta que llegó el VAR, era inapelable”.
Lo que le faltó en su carrera: “La final del Mundial fue una de las pocas cosas que me faltó hacer en mi carrera. Me decían que si me había quedado algún sinsabor en mi carrera y dije que no, porque toda la vida quise ir a un Mundial y fui a dos. También hubo cosas adversas con gente que uno creía que era amiga de uno, pero ponían palos en la rueda para que yo no escalara y lograron algunas cosas, pero no sabían que yo venía de Remedios, donde se sabe que uno puede salir con vida. Se encontraron con un luchador de la vida, con una persona que no baja la cabeza, porque la vida me enseñó que a la pobreza se le mira de frente y le dices que vas para adelante”.
Así quiere que sea el final de su carrera en el arbitraje: “Mi carrera la quiero terminar como estoy ahora, disfrutando cada partido. He encontrado una plenitud estos últimos dos años. Mucha gente me ha dicho que no me retire, entonces ya cumplí 45 y puedo darle gracias a la Federación y a la Comisión porque me dijeron que ojalá siguiera pitando. Al cumplir esta edad, todo depende de la Federación. Quiero terminar disfrutando y aportándole al fútbol colombiano. Recientemente, me dijeron que lo más les gustaba de mí es que he marcado un hito en el fútbol colombiano y muchos nuevos árbitros quieren emular lo que hago, que es dejar que el juego fluya más. Esa siempre ha sido mi intención y por eso los partidos que dirijo salen con más goles y más polémicas... El año exacto de mi adiós no lo puedo responder, porque al llegar a una madurez, vives el día a día”.




