Bogotá

Menos desnutrición aguda, pero persiste el “hambre silenciosa” que afecta a miles de niños en Bogotá

Un informe de Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito revela que, aunque la desnutrición aguda en menores cayó a menos de la mitad en cuatro años, la desnutrición crónica y el bajo peso al nacer siguen siendo los principales retos de la ciudad.

Comedores comunitarios. Foto: Secretaría Distrital de Integración Social

Comedores comunitarios. Foto: Secretaría Distrital de Integración Social

Colombia

La capital logró reducir la desnutrición aguda infantil del 3,7% en 2020 al 1,5% en 2024, según el nuevo informe “Situación nutricional de la primera infancia en Bogotá”, elaborado por Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito.

El avance refleja una mejora en la atención inmediata y los programas de alimentación, pero también deja en evidencia una deuda persistente: el 14,9% de los niños menores de cinco años sigue sufriendo desnutrición crónica, una forma de “hambre silenciosa” que afecta su crecimiento físico y desarrollo cognitivo, especialmente en localidades como Ciudad Bolívar, Usme y Bosa.

“Erradicar la desnutrición crónica y el bajo peso al nacer sigue siendo uno de los grandes retos de Bogotá y del país”, afirmó Diana Pineda, directora ejecutiva de la Fundación Éxito. “Una buena nutrición en la primera infancia es la base para una vida plena, con mejores oportunidades en salud y educación”, agregó.

Más bebés con bajo peso y menos lactancia exclusiva

El estudio también advierte que el bajo peso al nacer aumentó del 15,2% al 16,5% en los últimos cuatro años, reflejando dificultades en la atención prenatal y en la alimentación de las gestantes. Además, solo 6 de cada 10 bebés reciben lactancia materna exclusiva durante sus primeros seis meses de vida, lejos del 70% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Bogotá ha avanzado en atender la emergencia del hambre inmediata, pero aún debe enfrentar el hambre estructural. La desnutrición crónica no se ve, pero deja huellas profundas en el desarrollo infantil”, explicó Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos.

Un sistema alimentario frágil

El informe también señala que más del 80% del abastecimiento alimentario de Bogotá depende de otras regiones, lo que hace vulnerable a la ciudad frente al cambio climático, la inflación y la pérdida de suelos productivos. Esta dependencia afecta la calidad de las dietas urbanas y dificulta garantizar alimentos saludables y sostenibles para todos los hogares.

Principales recomendaciones del informe

El documento plantea varias acciones para fortalecer la política alimentaria infantil en la ciudad:

  • Reforzar la atención prenatal y el control de gestantes en entornos con inseguridad alimentaria.
  • Ampliar la cobertura del PAE y de Bogotá Sin Hambre 2.0, combinando alimentación con educación nutricional.
  • Incentivar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses.
  • Promover entornos saludables con mejor acceso a alimentos frescos y nutritivos.
  • Aumentar la inversión en programas intersectoriales que vinculen salud, educación, desarrollo económico y ambiente.

El informe concluye que los avances solo serán sostenibles si existe una articulación real entre el Distrito, el Gobierno Nacional y los sectores sociales y económicos, para garantizar una alimentación digna y equitativa desde la primera infancia.

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