Descubren círculos de radio extraños en el espacio que podrían revelar la evolución del universo
Estas descomunales estructuras, invisibles al ojo humano ofrecen pistas sin precedentes sobre la evolución cósmica.

Descubren círculos de radio extraños en el espacio que podrían revelar la evolución del universo
En la inmensidad silenciosa y oscura del cosmos, a miles de millones de años luz de la Tierra, flotan estructuras fantasmales que desafían nuestra comprensión. Son los círculos de radio extraños, conocidos como ORCs por sus siglas en inglés, y acaban de convertirse en un enigma aún mayor con el descubrimiento del ejemplar más distante y poderoso hasta la fecha.
Este hallazgo, realizado por una colaboración única entre astrónomos profesionales y científicos ciudadanos, sugiere que estas formaciones podrían ser la firma de procesos violentos que moldean la vida de las galaxias.
¿Qué son los fantasmas de radio que intrigan a los astrónomos?
Los ORCs son un fenómeno astronómico relativamente nuevo, identificado por primera vez en 2019. Se presentan como anillos colosales y tenues de emisión de radio, tan vastos que pueden ser decenas de veces más grandes que nuestra Vía Láctea. Lo más intrigante es que son completamente invisibles para los telescopios ópticos, de rayos X o infrarrojos; solo se delatan en las longitudes de onda de la radioastronomía, como espectros en una frecuencia que el ojo humano no puede percibir.
El nuevo y misterioso objeto, bautizado con la compleja coordenada RAD J131346.9+500320, se encuentra a una distancia descomunal, tan lejos que su luz empezó a viajar cuando el universo tenía apenas la mitad de su edad actual. Lo que lo hace excepcional, además de su lejanía y potencia, es su forma: no presenta un solo anillo, sino dos estructuras concéntricas que se intersectan, un rasgo que solo se ha visto en otra ocasión y que multiplica el misterio astronómico para los investigadores.
La teoría: ¿Vientos galácticos o agujeros negros?
Pero, ¿qué son realmente estos fantasmas radiales? La teoría principal que se consolida con este nuevo estudio apunta a que estos anillos podrían ser el resultado de poderosos vientos galácticos.
Estos “supervientos” serían eyecciones colosales de material y energía, impulsadas por intensos episodios de formación estelar o por la actividad frenética de agujeros negros supermasivos en el corazón de las galaxias. Al chocar con el medio interestelar, estos vientos crearían ondas de choque esféricas que, vistas desde nuestra perspectiva, se muestran como anillos de plasma magnetizado.
Una familia de gigantes cósmicos
El hallazgo no vino solo. En la misma búsqueda, la colaboración ciudadana identificó otras dos estructuras cósmicas gigantescas. Una es una galaxia con un jet de partículas que se dobla de forma abrupta, como si algo invisible lo desviara, para luego inflar un espectacular anillo de radio de 100.000 años luz de ancho.
La otra muestra una morfología similar. Ambas se encuentran en densos cúmulos de galaxias, lo que sugiere que la interacción de los jets con el plasma caliente que inunda estos entornos es crucial para esculpir estas raras formas.
“Estos descubrimientos muestran que los ORCs y los anillos de radio no son rarezas aisladas; son parte de una familia más amplia de estructuras exóticas de plasma moldeadas por los jets de los agujeros negros, los vientos y sus entornos", explicó el coautor Dr. Pratik Dabhade, del National Centre for Nuclear Research en Varsovia. “El hecho de que los científicos ciudadanos los descubrieran subraya la importancia continua del reconocimiento de patrones humano, incluso en la era del aprendizaje automático".
Colaboración con la ciudadanía para descifrar el misterio
El descubrimiento, publicado recientemente en la prestigiosa revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, no habría sido posible sin el ojo humano. La plataforma de ciencia ciudadana RAD@home Astronomy Collaboratory, en la que voluntarios analizan montañas de datos cósmicos, fue clave para identificar esta rareza.
Posteriormente, se utilizó el radiotelescopio LOFAR, la red de telescopios más sensible del mundo en bajas frecuencias, para confirmar y estudiar el hallazgo.
“Este trabajo demuestra cómo los astrónomos profesionales y los científicos ciudadanos pueden unirse para empujar los límites del descubrimiento científico", afirmó el Dr. Ananda Hota, fundador de RAD@home. “Los ORCs se encuentran entre las estructuras cósmicas más extrañas y hermosas que jamás hayamos visto, y pueden guardar pistas vitales sobre cómo las galaxias y los agujeros negros co-evolucionan, de la mano".




