Natpacking: bolsas de yuca que desafían al plástico
Se trata de empaques de almidón de yuca que reducen la contaminación y le apuestan a la sostenibilidad.

La nomina de empleados de Natpacking esta conformado en más del 50% por trabajadores del Resguardo Indígena Canoas. | Foto: cortesía - Natpacking
Por: Juan Camilo Paiba Castellanos
En 2010 nació Acelflex, una empresa dedicada a la fabricación de empaques flexibles para diferentes industrias. Sin embargo, hacia 2015 sus fundadores empezaron a cuestionar el impacto del plástico de un solo uso y decidieron buscar una alternativa. Así, tras varios años de investigación, en 2018 nació Natpacking, una línea de bolsas elaboradas con almidón de yuca.
“Colombia es un gran productor de yuca, y su almidón es una materia prima compatible con el desarrollo de bioplásticos”, informa Giovanni Pérez, director y cofundador. A partir de esa idea, la compañía trabajó durante más de tres años en el desarrollo de una fórmula que pudiera competir en calidad y resistencia con el plástico tradicional.
El proceso inicia con el trabajo de Almidones de Sucre, proveedor que transforma la raíz del tubérculo en polvo fino mediante lavado, molienda, filtración, purificación y secado. Ese almidón resultante, usado en múltiples industrias como la alimenticia y la farmacéutica, se convierte en la base de los empaques Natpacking. Luego, en planta, se añaden mezclas propias para lograr la resistencia necesaria en cada tipo de bolsa.
Actualmente, la empresa produce alrededor de 1,5 millones de unidades al mes, equivalentes a cinco toneladas de plástico. Aunque esta línea representa entre el 8 y el 10% del portafolio de Acelflex, su alcance, según Giovanni es significativo, “reemplazar esas cinco toneladas es un impacto muy grande”.
El poder de la yuca en la sostenibilidad

Las bolsas de Natpacking pueden disolverse en agua caliente a 80° centígrados. | Foto: Pexels - Matheus Bertelli
Uno de los aspectos que rescata el director de su innovación es su capacidad de degradación. Las bolsas se descomponen en 90 a 180 días en compostaje y, en caso de llegar al mar, desaparecen en menos de un mes, sin afectar a la fauna marina. Esa cualidad le valió a la iniciativa el Premio Flourish 2022, el segundo lugar en los Premios Latinoamérica Verde 2021 y ser finalista en el reconocimiento Saving The Amazon en la categoría de sostenibilidad corporativa.
El proyecto también ha sido avalado por caficultores de la región, que probaron la eficacia de las bolsas en cultivos de café. “En una hectárea se usan entre 5.000 y 7.000 bolsas. Nuestra alternativa reduce la quema y entierro de plásticos imposibles de reciclar”, señala Alejandro Otálora, responsable de investigación y desarrollo.
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El contexto global refuerza la importancia de estas iniciativas. Según la ONU, cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo y solo un 9% se recicla. En el sector de empaques, que concentra el 36% de la producción, la mayoría de estos residuos termina en vertederos o ecosistemas acuáticos.
Una alianza con la cultura indígena

Planta de empleados de Natpacking. | Foto: cortesía - Natpacking
Más allá de lo ambiental, Natpacking se nutre de un fuerte componente social. Desde sus inicios en Santander de Quilichao, vinculó a trabajadores indígenas del resguardo de Canoas, quienes han encontrado en la empresa una oportunidad de empleo formal y estable.
“Este producto ayuda a conservar la naturaleza, y como guardianes buscamos esa armonía con la Madre Tierra”, aseguró Jheymar Stiven Tunubalá, operario líder.
El vínculo con las comunidades ha sido, además, un laboratorio de pruebas y un espacio de aprendizaje mutuo, “Le apostamos a cambiar lo que vemos en las calles y ríos: basura y contaminación”, destaca Rosana Guejia, compañera de Jheymar.
De esta forma, los trabajadores han aportado desde sus saberes tradicionales en el diseño de soluciones y en la validación del producto en sus propias siembras.
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Como resultado, varias familias indígenas han accedido a formación técnica, vivienda y proyectos productivos. Para Carmen Aurora Abril, directora administrativa y cofundadora, este modelo refleja el verdadero sentido de las empresas de triple impacto: “económico, social y ambiental”.
Desafíos y perspectivas futuras

Al no contener derivados del petróleo, cuenta Alejandro Otalora, las bolsas de Natpaking no son tóxicas y pueden ser consumidas por animales. | Foto: cortesía - Natpacking
Pese a los avances, la empresa reconoce que reemplazar totalmente al plástico es un reto complejo. Los empaques tradicionales ofrecen características de barrera y dureza difíciles de replicar con materiales naturales. Sin embargo, Natpacking continúa ampliando su portafolio en segmentos como bolsas para mascotas, semilleros y pequeños emprendimientos que apuestan por la sostenibilidad.
En ese sentido, la legislación en Colombia va en esa vía, con la Ley 2232 de 2022, el país elimina, desde 2021, progresivamente 21 productos plásticos de un solo uso, lo que abre oportunidades de mercado para este tipo de productos. “Aunque nuestros costos son más altos, si se incluye el impacto ambiental, nuestro aporte puede hacer la diferencia”, explica Pérez.
A futuro, la organización buscara seguir ampliando el alcance de sus desarrollos y aumentar la cantidad de material biodegradable en su producción, para consolidar así su aporte a la sostenibilidad de la industria.



