¿Por qué escuchar música clásica puede aumentar su resiliencia psicológica? Según estudio
Investigadores documentaron cómo la música favorece el manejo emocional y la regulación del estrés.

Orchestre des Champs-Elysées en la programación del VI Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá / arthurpequin.com
El estudio, publicado en ‘Frontiers’, desarrollado a partir de 604 respuestas analizadas, confirmó que la música clásica, tanto china como occidental, potencia de manera notable la regulación cognitiva de las emociones, eleva la autoestima y fortalece la resiliencia psicológica, siendo esta última la dimensión más beneficiada.
Los investigadores destacan que la música clásica occidental ejerce un efecto particularmente fuerte, explicación que relacionan con su riqueza armónica y con el modelo de tensión y resolución característico de sus composiciones.
Este patrón musical estimula áreas de recompensa cerebral como el estriado ventral, generando una experiencia emocional profunda y reparadora.
Para sustentar estos hallazgos, los autores dialogan con aportes de la Organización Mundial de la Salud, que en informes recientes liderados por Kuzman en 2020 resaltan la relevancia de la música en la salud mental.
Asimismo, integran las propuestas de Garnefski y colaboradores sobre estrategias de regulación emocional, las investigaciones de Saarikallio en torno a la música y el bienestar, y la escala de resiliencia elaborada por Connor y Davidson, ampliamente usada en estudios clínicos.
¿Cuáles son las limitaciones metodológicas y contextuales?
A pesar de la consistencia de los resultados, los investigadores, Xin Shan, Yuchen Wang y Long Luo, resaltaron en la investigación ‘Comparing the psychological benefits that Chinese and Western classical music preferences bring to cognitive emotion regulation, self-esteem, and psychological resilience’, que el estudio presenta limitaciones que deben ser consideradas antes de generalizar las conclusiones.
Tenga en cuenta que la muestra estuvo conformada exclusivamente por ciudadanos de China y se construyó a partir de un muestreo en línea combinado con conveniencia, lo que introduce sesgos relacionados con la cultura, la disponibilidad tecnológica y los patrones de consumo musical propios de ese contexto.
Del mismo modo, al tratarse de un diseño transversal, los datos permiten observar asociaciones, pero no establecer relaciones de causa y efecto.
Otro aspecto relevante es que no se controlaron variables decisivas como la familiaridad cultural con cada estilo musical, la frecuencia real de escucha ni las preferencias previas de los participantes, factores que podrían explicar por qué la música clásica occidental mostró ventajas aparentes sobre la china.
Adicionalmente, los autores advirtieron que esta diferencia podría deberse a una mayor exposición histórica y mediática a la música occidental, más que a un valor intrínseco de sus estructuras. Para avanzar, se recomienda realizar investigaciones longitudinales y transnacionales que amplíen la validez de estos hallazgos.
¿Por qué son importantes estos hallazgos en el contexto actual?
Esta investigación demuestra que la música clásica se perfila como una herramienta terapéutica de gran valor para la salud mental, en sintonía con la afirmación de la Organización Mundial de la Salud de que no puede haber salud integral sin bienestar psicológico.
En un contexto global caracterizado por presiones sociales, transformaciones tecnológicas y ritmos de vida cada vez más acelerados, los hallazgos respaldan la inclusión de la música en programas clínicos, educativos y de salud pública.
Por otra parte, investigadores como Saarikallio documentaron cómo la música favorece el manejo emocional y la regulación del estrés, mientras que Connor y Davidson han aportado evidencia determinante sobre la resiliencia como un recurso fundamental en situaciones adversas.
Finalmente, por medio de estos aportes, los autores destacan que la música no solo fortalece la capacidad de afrontamiento, sino que también puede orientar políticas públicas más específicas y culturalmente adaptadas, capaces de integrar intervenciones musicales en contextos sociales diversos y maximizar así su impacto positivo en la calidad de vida.



