100 familias campesinas participan en proyecto que mejora el sistema de producción ovina en Zambrano
Recibieron ovejas, concentrados, sales, insumos y herramientas para dinamizar la puesta en marcha de las iniciativas productivas

Agencia de Desarrollo Rural
Cartagena
Inmaculada Méndez retornó hace 12 años a Capaca Zambrano con la ilusión de liderar con su carácter resiliente y la fuerza de su sonrisa, procesos de restablecimiento de derechos campesinos y de dinamización económica a través de la producción agropecuaria.
Hoy, después de muchos años de sembrar esperanza y luchar junto a su comunidad rural, se asoman en el horizonte de los Montes de María, luces de esperanza con la entrega de tierras de la reforma rural y con proyectos que reactivan los ingresos de las familias a través de la producción y comercialización sostenible de ovinos.
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Ella, es una mujer de tez negra, inquieta, proactiva, rebosante de enseñanzas, de rostro enérgico y noble, sabedora de los derechos y los deberes especialmente de las mujeres, con un compromiso inigualable con sus cohabitantes. Tiene 57 años y una de sus 8 hijos/as, la joven Gledys, ya se proyecta como sucesora de las tribunas que hoy ocupa.
Inmaculada Méndez, participantes del proyecto en Zambrano, nos comentó “Después de la masacre del 16 de agosto de 1999, volvimos y hoy somos cerca de 300 familias en Capaca que no callamos, aunque la violencia silencie. Hoy es un tiempo de cambio, es una bendición y con este proyecto que es el primero que nos ha llegado completo vamos a intercambiar las crías con los compañeros y vamos a producir carne de carnero de calidad para todo el mundo”.
Como estrategia de sustentabilidad, los pobladores de este municipio afectado por el conflicto, también cultivan pollos, cerdos, yuca, ñame, ajonjolí, plátano y tabaco y están experimentando opciones para dejar atrás la desesperanza a través de estos proyectos que respaldan sus planes de vida y empoderan económicamente a las mujeres.
El proyecto es una iniciativa para reconvertir las zonas #PDET en #TerritoriosDeVida alimentarios de paz con alternativas de solución aportadas por comunidades campesinas y etnias con el proyecto Mi Vida Es El Campo de la Agencia de Renovación del Territorio - ART y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO. El propósito puntual en Zambrano, uno de los 45 municipios de todo el país donde se implementan acciones similares, es la mejora efectiva del sistema de producción ovina (cría y ceba), articulando la apropiación de prácticas agropecuarias sostenibles de 100 familias campesinas con enfoque de inclusión.
En las veredas Capaca, Cachipay, Salitral e Isla Providencia hoy se aprecia de manera complementaria, una experiencia de mancomunidad de la gente con su entorno mediante procesos como la recuperación de la cultura alimentaria, las comidas tradicionales y las especies nativas y naturalizas de valor ancestral como el cacao, el maíz negro, el fríjol cabecita negra, la habichuela corta, el topito.
Recientemente, familias agropecuarias de estos sectores recibieron ovejas, concentrados, sales, insumos y herramientas para dinamizar significativamente la puesta en marcha de las iniciativas productivas, al respecto afirmó Beatriz Arismendi, coordinadora general del Proyecto: “Por si solos estos elementos nunca serán la esencia de los emprendimientos, pero los mismos unidos al fortalecimiento organizativo, la asistencia técnica, la tecnificación pecuaria y la gestión comercial, son indispensables para el éxito y la sostenibilidad de los procesos y en consecuencia la transformación territorial que se acompaña. Hoy estas comunidades zambraneras inician el proceso de recepción de materiales y con ello el fortalecimiento de su proceso socioproductivo y la recomposición de sus medios de vida y su relación con el ambiente”.
Entre los apriscos y las áreas de pastoreo, el agudo balido de las ovejas ha aumentado con la entrega de 800 individuos (700 hembras y 100 machos) a estas familias, entusiasmado así estos hogares rurales y subiendo la confianza de la gente en la oportunidad económica que traerá el proyecto y su plan de actividades que integra el componente de Derecho Humano a la Alimentación Adecuada.
Esta iniciativa se presenta como una oportunidad de integración del tejido social y fortalecimiento de la asociatividad mediante redes locales de integración productiva y de reactivación económica en una zona que ha sido afectada por el conflicto armado.
Asimismo, los receptores del beneficio podrán mejorar sus condiciones de trabajo y modernizar las formas de producción de la cadena ovina; apostando a contribuir con la transformación de territorios alimentarios en territorios sostenibles, conectados por comunidades con principios de armonía con el ambiente que merman la presión a los ecosistemas del bosque seco tropical.
Daisy del Carmen Julio, subdirectora regional Montes de María de la ART subrayó: “Este proyecto representa la generación de ingresos para también la seguridad alimentaria de las familias montermarianas. Resaltamos el enfoque de género, mujeres lideresas que han venido empoderándose y motivando a los beneficiarios. Es necesario seguir avanzando en la reforma rural integral para que estas familias puedan tener la titularidad de los predios y hacerlos productivos como ellos lo hacen culturalmente. El proyecto que estamos implementando con FAO como aliado tiene un impacto que va más allá de lo económico, estamos contribuyendo a la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, la producción amigable con la naturaleza y la construcción de paz en territorios donde el conflicto ha dejado profundos efectos”.
Esta iniciativa de progreso desde las zonas más alejadas y afectadas en el pasado por la violencia del país, está contribuyendo al cierre de brechas, promoviendo la innovación social y la asociatividad en el campo para impactar positivamente en el acceso a los alimentos y, sobre todo, a una inclusión equitativa de las poblaciones rurales.
Su desarrollo se da gracias al convenio internacional entre estas dos entidades que busca “implementar actividades de desarrollo económico, derecho humano a la alimentación y fortalecimiento de capacidades institucionales, comunitarias y organizacionales que aporten al cierre de brechas en la transformación de los territorios PDET”, con un compromiso de inversión que supera los 40 mil millones de pesos en el territorio nacional.




