Preocupación en el gremio de taxistas de Cúcuta por ola de atracos
Conductores denuncian hasta 15 robos diarios y exigen acciones urgentes.

Taxis en Cúcuta(Foto Caracol Radio Cúcuta ARCHIVO)
Cúcuta.
La inseguridad que se vive en Cúcuta tiene al gremio de taxistas en alerta máxima. Según Olga Benítez, líder de este sector, los atracos a conductores son constantes, se presentan a cualquier hora del día y, aunque las cuantías robadas suelen ser menores, el impacto económico y psicológico es profundo.
“Somos la caja menor de los delincuentes. Nos roban 50, 60, 100 mil pesos, pero eso es el sustento diario de un hombre o una mujer que trabaja hasta 18 horas”, expresó con preocupación.
Benítez explicó que algunos delincuentes incluso llaman a las empresas para solicitar carreras y montar trampas.
“Uno llega confiado y al final aparece alguien por otro lado y lo atraca. Ya ni se puede trabajar tranquilo”, aseguró.
De acuerdo con los reportes que recibe a diario en los grupos internos del gremio, se estarían registrando entre 10 y 15 atracos diarios solo en Cúcuta.
La situación también afecta a las mujeres taxistas, quienes no han sido ajenas a esta violencia. “Una compañera ya ha sido atracada tres veces. Trabaja con miedo, pero sigue saliendo porque tiene que llevar comida a su casa”, relató.
El llamado al alcalde es claro: fortalecer los controles y garantizar presencia policial en zonas de alto riesgo.
“No se puede tener un policía para cada conductor, pero sí se pueden reforzar los operativos, hacer controles en los barrios y frenar a tiempo a quienes están detrás de estos robos”, enfatizó.
A pesar de las denuncias, el gremio asegura que muchas veces no hay respuesta institucional, ya que las víctimas reportan el robo y no se activa ninguna acción concreta.
“Uno reporta, pero como son cuantías menores, no pasa nada. El atracador sigue libre y uno queda con el susto y sin dinero”, dijo Benítez.
Mientras tanto, los conductores se apoyan entre sí, alertándose sobre zonas peligrosas y rutas sospechosas, tratando de protegerse por su cuenta en medio de una ciudad donde, según ellos, ya no hay lugar ni hora segura.



