El legado dulce de San Juan: María Bustillo y la inmortal María Luisa
Artículo escrito por Arnaldo Castillo @arnaldocajr

Cortesía
Cartagena
El sol cae suave sobre el cementerio municipal de San Juan Nepomuceno, donde hoy se despide a una mujer que no solo fue madre, esposa y emprendedora, sino también un símbolo del sabor y la memoria de un pueblo. María Bustillo, creadora de la icónica galleta María Luisa, fue sepultada esta mañana entre flores, oraciones y lágrimas. Pero su legado, dicen sus seres queridos, apenas comienza una nueva etapa.
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“María fue una de las personas más ilustres de este pueblo”, asegura Jorge, un familiar cercano, con la voz entrecortada. La recuerda como una mujer noble, de esas que transforman la escasez en abundancia, el dolor en enseñanza. En medio de la pobreza, emprendió. Primero con una fábrica de pan y luego con una pequeña tienda en el barrio San José, junto a su esposo, Elía. Allí nació una receta que marcaría generaciones: la María Luisa.
Aquella galleta, con su masa suave y generosa en mantequilla y huevo, y un dulce en el centro que parecía hecho con las manos del alma, se convirtió en el sello de identidad de San Juan Nepomuceno. “Mi mamá no hacía dulces, hacía magia con amor”, dice Pedro Hernández, su hijo, mientras sostiene con dignidad el recuerdo de su madre. “Ella batía el merengue a mano, con paciencia, con cariño… nadie le ha puesto ese amor al dulce como ella”.
En redes sociales, medios de comunicación y grupos comunitarios, la noticia de la partida de María Agustillo ha tocado fibras profundas. Gobernadores, periodistas y demás ciudadanos han expresado su pesar, pero también su gratitud. Porque en cada mordisco de María Luisa había un pedazo de historia, de cultura, de San Juan.
El legado continúa, aunque la esencia sea irrepetible. Hoy, una de sus nietas intenta mantener viva la receta. “No es igual, pero es casi. Mi mamá tenía su toque, su fórmula. Esa no se copia”, confiesa Pedro, quien junto a la familia se compromete a no dejar que la tradición se apague.
En San Juan se habla con orgullo del porro y sus grandes artistas. Pero como dice la crónica: si usted va a Cartagena o a cualquier ciudad y muestra una María Luisa, la gente sabrá que allí está San Juan Nepomuceno. Porque esta galleta no solo se come, se recuerda, se celebra, se cuenta.
“Así sea que no tenga el mismo sabor, que no se pierda”, concluye Pedro, mientras se despide entre abrazos y homenajes. En San Juan, el sabor dulce de la María Luisa no solo vive en una receta: vive en la memoria de un pueblo que no olvida a la mujer que convirtió una simple galleta en un símbolo de amor y resistencia.
Artículo escrito por Arnaldo Castillo @arnaldocajr



