Dormir después de las 11 p.m. acelera el envejecimiento: médico lo explica
Dormir fuera del horario recomendado puede afectar gravemente la salud física y mental, incluso si se cumplen las ocho horas de sueño.

Hombre que sufre de insomnio, mientras su pareja duerme a su lado (Getty Images) / monkeybusinessimages
En principio, es importante abordar que cuando usted duerme después de las 11:00 p.m., aunque parezca inofensivo, puede tener consecuencias serias en su cuerpo, incluso si se cumplen las famosas ocho horas de sueño.
Cabe destacar que el reloj biológico humano está diseñado para seguir los ritmos naturales del día y la noche, y entre las 10:00 p.m. y las 2:00 a.m. se activan procesos determinantes de reparación celular, equilibrio hormonal y regeneración del sistema inmunológico.
De esta manera, cuando usted se duerme tarde, interrumpe estos ciclos, afectando la calidad del sueño y provocando cansancio acumulado, irritabilidad, dificultad para concentrarse e incluso alteraciones metabólicas y hormonales.
En ese orden de ideas, en la primera semana de dormir después de las 11 p.m., su cuerpo ya empieza a dar señales de fatiga, aunque aparentemente se haya descansado lo suficiente.
Este tema ha sido ampliamente abordado por Bruno Román, médico especialista mexicano que, a través de sus plataformas digitales, comparte contenido sobre salud preventiva.
Con más de 4.2 millones de seguidores en TikTok y 3.4 millones en Instagram, Román se ha convertido en una fuente para quienes buscan mejorar sus hábitos de vida.
Efectos progresivos de no dormir bien
Dormir fuera del horario recomendado puede afectar gravemente la salud física y mental, incluso si se cumplen las ocho horas de sueño.
Según Román, si se acuesta a las 2:00 a.m. y se levanta a las 10:00 a.m., podría seguir sintiéndose mal porque se está saltando las horas importantes del sueño profundo, que ocurren entre las 10:00 p.m. y las 2:00 a.m.
En la primera semana de dormir mal, el humor se vuelve inestable: un día se ríe, al siguiente llora y luego está irritable sin motivo. La melatonina y el cortisol entran en desequilibrio, alterando el descanso y elevando el estrés.
Además, aumentan los antojos de comida poco saludable y se pierde el control sobre los impulsos alimenticios, especialmente en la noche.
Para la segunda semana, se notan los efectos en el rostro: ojeras, expresión cansada y dificultades para recordar cosas simples.
Román advirtió que el metabolismo se vuelve lento y las defensas bajan, dejando al cuerpo vulnerable a enfermedades, como si funcionara con poca batería.
Consecuencias más negativas y posibles soluciones
En la tercera semana de dormir mal, los efectos ya son visibles en el cuerpo y en el ánimo. Según Román, comienzan a aparecer arrugas, la piel se reseca y el cuerpo también.
El corazón se ve afectado por el aumento del riesgo de hipertensión, arritmias y otros problemas cardiovasculares. Además, se reduce la producción de serotonina, lo que genera ansiedad, tristeza y sensación de agotamiento constante.
Para la cuarta semana, el cuerpo entra en crisis: hay aumento de peso, falta de concentración, bajo rendimiento laboral y sexual, y un completo desajuste hormonal.
El cortisol, la insulina, la grelina, la leptina y hasta la tiroides se alteran, y la salud mental se vuelve frágil, con riesgo de depresión o desconexión emocional.
Finalmente, Román propone soluciones prácticas: mantener horarios regulares de sueño; evitar pantallas antes de dormir; crear rutinas relajantes como duchas tibias o infusiones; eliminar el café en la tarde y noche; hacer ejercicio moderado; cenar temprano; escribir obligaciones y actividades pendientes; practicar respiración 4-7-8; usar aromaterapia; y exponerse a la luz natural al despertar.