Crisis en el campo boyacense: productores de papa advierten que están al borde de la quiebra
Altos costos de insumos, pérdidas por el invierno y falta de apoyo estatal tienen al borde del colapso a los cultivadores de papa en Boyacá, quienes advierten que ya no es rentable seguir sembrando.

Altos costos de insumos, pérdidas por el invierno y falta de apoyo estatal tienen al borde del colapso
Boyacá
Los productores de papa en Boyacá están viviendo una de las peores crisis de los últimos años. A la drástica alza en los costos de producción se suman condiciones climáticas extremas y la ausencia de apoyo estatal, una combinación que amenaza con arrasar el sustento de miles de familias campesinas.
Héctor Isariza, agricultor del centro del departamento, lo resume en una frase contundente: “Estamos trabajando para perder”.Según relata, el panorama en las zonas productoras es desolador. “El bulto de abono más barato está en $150.000, y hay fertilizantes que ya valen hasta $600.000. Mientras tanto, el bulto de papa blanca lo están pagando a $25.000 o $30.000. No hay forma de recuperar lo invertido”, denunció.
El impacto del invierno agrava aún más la situación. “Muchos hemos perdido la totalidad de la cosecha. El clima está acabando con los cultivos y no tenemos cómo protegernos. Uno siembra con la esperanza de cosechar, pero la naturaleza y el abandono del Estado nos están dejando sin nada”, aseguró.
A esto se suma, según Isariza, un abandono sistemático por parte de las entidades gubernamentales:
“Las ayudas que anuncian no llegan, o llegan a muy pocos. Todo es político. Mientras tanto, los campesinos de verdad estamos quebrados. Aquí nadie tiene seguro, nadie tiene respaldo. Solo nos queda endeudarnos y resistir”.
La desesperanza se extiende por varios municipios del departamento, donde muchos agricultores han tomado la decisión de no sembrar más. “Con estos precios y esta incertidumbre, hay quienes ya se retiraron del cultivo. No se puede seguir trabajando para perder”, añadió.
Boyacá es una de las principales regiones productoras de papa del país, junto con Nariño y Cundinamarca. Pero hoy, su vocación agrícola está en riesgo. “Aquí no necesitamos que nos regalen nada. Necesitamos inversión, apoyo real y apertura de mercados. Que nos compren lo nuestro, que nos den garantías para producir. Porque sin campo, no hay comida”, concluyó Isariza.