Comisión de paz de la Cámara de Representantes delibera en Cúcuta
Varios encuentros territoriales se desarrollaran en el país

Representante a la Cámara por la Curul de Paz Diógenes Quintero / Foto Redes Sociales
Cúcuta
La Comisión Legal de Paz y Posconflicto de la Cámara de Representantes, creada a finales del año pasado, desarrollará el primer encuentro regional “Pensemos a Colombia en Paz”, hoy 12 de junio de 2025 en la ciudad, con el fin de recoger las propuestas ciudadanas en torno al futuro de la paz del país.
En asocio con la Universidad Sergio Arboleda, la Comisión desarrollará ocho encuentros territoriales por la paz durante el segundo semestre de 2025 en los departamentos de Norte de Santander, Chocó, Caquetá, Cauca, Córdoba, Magdalena, Putumayo y Valle del Cauca, para construir junto con las autoridades gubernamentales, las organizaciones sociales, el sector privado, la academia, las comunidades y la ciudadanía en general las propuestas de paz con enfoque territorial.
“Este espacio ha sido concebido como un escenario de construcción colectiva, con el objetivo de cumplir las funciones legales de la Comisión de promover en el territorio nacional acciones que fortalezcan la pedagogía y la cultura de paz, desde el reconocimiento de los contextos, saberes y particularidades de las comunidades”, aseguró el presidente de dicha comisión Diógenes Quintero Amaya.
Por su parte el vicerrector Carlos Camargo Assis, destaca que los Encuentros Regionales “Pensemos a Colombia en Paz”, honran no solo la vocación institucional por la paz, sino el compromiso histórico con la transformación social que desde su fundación ha tenido la Universidad Sergio Arboleda.
“Sabemos que la complejidad y urgencia de los problemas que vive el país exige a la academia una acción decidida y permanente. Por esta razón, no dudamos ni un segundo en acompañar las iniciativas del Legislador y particularmente de la recién creada Comisión Legal de Paz y Reconciliación de la Cámara de Representantes dada la convergencia de intereses en la construcción de paz territorial y en el fortalecimiento de nuestra democracia”, destacó Camargo Assis.
Durante la jornada, se desarrollará un diálogo abierto, plural e incluyente sobre los principales desafíos y oportunidades que enfrenta la paz territorial en Colombia. Esto resulta de especial relevancia dado el incremento del accionar por parte de los grupos armados ilegales, al cual no ha sido ajeno el departamento de Norte de Santander.
Violencia en el Catatumbo:
El 16 de enero de 2025, la región del Catatumbo entró en uno de los ciclos más violentos de su historia. La confrontación entre el ELN y el Frente 33 de las disidencias de las FARC dejó 98 personas muertas y más de 61.000 desplazadas, en lo que el Puesto de Mando Unificado ha calificado como el mayor evento de desplazamiento masivo en Colombia desde que la Defensoría del Pueblo comenzó a registrar estos casos en 1997.
Aunque la Alerta Temprana 026 de 2024 de la Defensoría del Pueblo ya advertía el riesgo de una escalada armada, la respuesta institucional fue tardía y fragmentada. La región, marcada por los cultivos de coca y su posición estratégica en la frontera con Venezuela, se convirtió en el epicentro de una ofensiva que incluyó asesinatos de firmantes del Acuerdo de Paz, confinamientos masivos y ataques directos contra la población civil.
La ofensiva no solo impactó en cifras, sino en la forma como las comunidades entienden su presente. En municipios como Tibú, Ocaña y Convención, miles de personas huyeron con lo poco que pudieron cargar. Cerca de 8.500 personas quedaron confinadas en veredas controladas por actores armados, mientras que más de 46.000 niños dejaron de asistir a clases por la salida forzada de maestros y el cierre de escuelas.
Las estructuras comunitarias fueron golpeadas: líderes sociales fueron asesinados o desplazados y se dinamitaron los pocos espacios de confianza que quedaban. La guerra no solo se vive en los combates; también se impone sobre los cuerpos, sobre la vida cotidiana, sobre el derecho a existir.
Lo que sucede hoy en el Catatumbo no es solo el resultado de disputas armadas, sino de una ausencia sistemática del Estado en su dimensión civil, social y protectora. Durante años, la región ha sido intervenida principalmente desde una lógica de contención militar, sin que se haya consolidado una presencia estatal que garantice derechos, servicios públicos ni oportunidades sostenibles.
A pesar de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de Paz, el Estado no ha logrado establecer una institucionalidad estable que dialogue con las comunidades ni proteja su integridad. Esta ausencia ha sido el caldo de cultivo para que actores armados ilegales ocupen el espacio público, impongan sus normas y disputen el control del territorio.
Ante este panorama, resulta urgente repensar el papel del Estado y abrir un diálogo sincero sobre el tipo de presencia que necesita el Catatumbo. Porque lo que está en juego no es solo el control del territorio, sino las condiciones para una vida digna.
Pensemos a Colombia en Paz nace precisamente como una apuesta por ese diálogo. Un espacio para imaginar otras formas de habitar el Catatumbo, donde la mirada no se quede en lo que ha pasado, sino que se atreva a proyectar lo que puede ser distinto.
“Este encuentro busca poner sobre la mesa nuevas apuestas colectivas, pensar el territorio desde la vida, desde las necesidades reales de las comunidades, y desde la posibilidad de una presencia estatal cercana, civil y comprometida. La paz, entendida como derecho y como horizonte, exige pasar del diagnóstico a la propuesta, de la urgencia a la transformación. Aquí venimos a construir esa conversación”, puntualizó el representante Diógenes Quintero.