¿Qué esconden los metates en roca madre sobre las dietas ancestrales de América? Estudio lo revela
Esta investigación permite conectar tecnologías ancestrales con usos concretos del paisaje y revela una interacción sofisticada con especies vegetales locales.

Arqueología // Persona realizando una excavación // Getty Images
El equipo del Museo de Historia Natural de Utah, liderado por la arqueobotánica Stefania Wilks y la curadora Lisbeth Louderback, recuperaron, de manera exitosa, gránulos de almidón microscópicos desde grietas profundas en metates tallados en roca madre.
Estos residuos vegetales, difíciles de detectar a simple vista, ofrecen evidencia directa de que antiguas comunidades indígenas del oeste de Estados Unidos procesaban plantas ricas en almidón con herramientas de piedra, hace miles de años.
Según las líderes del descubrimiento, estos metates al aire libre han sido históricamente subestimados por la arqueología, en parte porque sus superficies están expuestas a los elementos, lo que se creía destruía cualquier resto orgánico.
No obstante, las técnicas aplicadas por el equipo, incluyendo el uso de cepillos eléctricos y defloculantes, permitieron extraer residuos profundamente incrustados que se conservaron gracias a la acción misma del triturado ancestral.
Publicados en ‘American Antiquity’, estos hallazgos amplían el conocimiento sobre las dietas antiguas, pero también cuestionan supuestos previos sobre el uso de territorios altos como simples zonas de caza, revelando prácticas más complejas de procesamiento vegetal.
¿Qué vale la pena resaltar del descubrimiento?
Estos hallazgos exponen una ventana hacia las prácticas cotidianas y el conocimiento ecológico de las comunidades indígenas antiguas del oeste de Estados Unidos.
Al recuperar gránulos de almidón de plantas procesadas hace miles de años, los investigadores han logrado reconstruir parte de una tradición alimentaria que no suele dejar rastros en el registro arqueológico.
Esta investigación permite conectar tecnologías ancestrales con usos concretos del paisaje y revela una interacción sofisticada con especies vegetales locales que aún hoy poseen valor nutricional y cultural.
Por otro lado, estos descubrimientos son relevantes por varias razones. En primer lugar, contribuyen a reconocer el profundo conocimiento botánico que las comunidades indígenas desarrollaron sobre su entorno, desafiando narrativas simplificadas sobre su modo de vida.
En segundo lugar, ofrecen herramientas científicas para revitalizar prácticas alimentarias tradicionales que pueden apoyar la seguridad alimentaria en regiones con ecosistemas frágiles.
Por último, pero no menos importante, este tipo de investigación refuerza la importancia de conservar tanto el patrimonio cultural como la biodiversidad asociada a territorios ancestralmente habitados.
Para tener en cuenta sobre este descubrimiento
En un contexto global donde la sostenibilidad es relevante, estudiar cómo estas comunidades vivían en equilibrio con su ambiente puede inspirar nuevas formas de habitar el mundo de manera más respetuosa.
Vale la pena acotar el trabajo de campo realizado en las tierras altas del sur de Oregón, donde se documentaron metates junto a petroglifos y poblaciones de geófitas, lo que sugiere una conexión entre prácticas culturales, alimentación y paisaje.
También es relevante el uso de superficies de roca no utilizadas como metates como control experimental, lo que fortaleció la validez del hallazgo.
Finalmente, tenga en consideración que el análisis morfológico comparativo de cientos de gránulos permitió identificar plantas hasta el nivel de género, lo que aporta precisión al estudio de las dietas antiguas y su continuidad en la actualidad.