Jóvenes artistas mantienen viva la música andina en el Festival Mono Núñez 2025
Cerca de 60 agrupaciones compitieron en el coliseo Gerardo Arellano.

Por Camilo Moreno
Con la entrega de galardones a Laura María Vargas Rincón en la modalidad vocal y al Dueto Instrumental Los Príncipes en la categoría instrumental, el Festival Mono Núñez cerró su edición número 51 con un mensaje claro: “la música andina colombiana no es solo un patrimonio cultural, sino también una apuesta de futuro que jóvenes intérpretes y formadores siguen alimentando”.
Del 29 de mayo al 1 de junio, Ginebra, en el Valle del Cauca, volvió a ser el epicentro del folclor andino colombiano.

Jorge Idarraga
Cerca de 60 agrupaciones compitieron en el coliseo Gerardo Arellano, donde no solo demostraron técnica y dominio escénico, sino que también ofrecieron interpretaciones que lograron conectar emocionalmente con el público.
“Hemos sido muy minuciosos en cuidar que se conserven las líneas melódicas, que no se desvirtúe la esencia de la música tradicional colombiana, valorando también los aportes nuevos”, explicó Ricardo Hernández Mayorga, jurado del certamen en diálogo con Caracol Radio.
Para llegar hasta la tarima principal, los artistas deben preparar once obras, pasar por una audición nacional y competir en tres fases antes de ser evaluados por el jurado en Ginebra.
Además del concurso central, el festival acogió nuevamente el Encuentro Infantil Mateo Ibarra, una franja pedagógica y artística que busca acercar a los más pequeños a la música andina.
Este espacio, creado en 2005, rinde homenaje al joven músico Mateo Ibarra, quien falleció a temprana edad. El encuentro, desde entonces ha sido semillero de talentos que, en muchos casos, han llegado posteriormente a la tarima principal.
“La gente cada vez se esmera más por estudiar, por hacer academia, por dedicarle más tiempo a la música. Eso es lo que ha hecho rico este festival y lo que permite que siga evolucionando positivamente”, señaló Jorge Escobar, miembro de la junta directiva de Funmúsica.
Una de esas jóvenes promesas es Lizeth Paola Rodríguez, quien representó a Bogotá en la categoría vocal y fue una de las finalistas. “Es el trabajo que he hecho a lo largo de mis años, de poder pararme ahí y estar a punto de lagrimear y no lagrimear, ha sido también un trabajo muy fuerte y muy grande y pienso que cuando yo estoy cantando una canción, me imagino que esa canción va para alguna persona del público”, dijo.
Las noches finales se vivieron con aforos completos y ovaciones prolongadas. El público celebró tanto las propuestas tradicionales como aquellas que incorporaron nuevos lenguajes sonoros. Lo que quedó claro es que lo andino no pertenece únicamente al pasado, sino que sigue reformulándose con cada generación que lo asume desde su contexto.
El Festival Mono Núñez no es solo una vitrina de talento. Es, año tras año, un acto de resistencia cultural. En Ginebra, cada interpretación es también una conversación con la historia, una búsqueda estética y una declaración de que la identidad musical de un país puede seguir viva… si hay quienes estén dispuestos a interpretarla.
¿Quién fue el Mono Núñez?
El festival lleva su nombre en honor a Benigno “Mono” Núñez, reconocido bandolista y guitarrista, compositor y maestro nacido en Ginebra en 1897.
Integrando el trío Tres Generaciones, una agrupación formada en los años 40, fue el encargado de dar inicio al festival hasta 1991, año en que fallece a los 94 años de edad. Su legado no solo se recuerda por sus composiciones, sino por haber convertido su municipio natal en el corazón musical del suroccidente colombiano.