La gorra que conmovió al Papa: el emotivo encuentro entre un infante de marina y el Papa Francisco
Luego de su visita a Colombia en 2017, una gorra militar colombiana viajó al Vaticano, y hoy reposa junto a las imágenes más queridas del Papa Francisco (Q.E.P.D.)
Papa Francisco recibe gorra de un militar colombiano.
Colombia
Durante su visita apostólica a Colombia en septiembre de 2017, el Papa Francisco (Q.E.P.D) vivió uno de los momentos más emotivos de su paso por el país cuando conoció al Infante de Marina Edwin Alexander Restrepo, un joven militar que le ofreció un regalo: su gorra.
El Santo Padre entregó a Edwin un rosario bendito, y a cambio, el infante, herido gravemente por un campo minado en Zambrano, Bolívar, donde perdió parte de sus extremidades y su visión a los 19 años, le obsequió una de las prendas más preciadas de su uniforme militar.
Lo hizo con un mensaje que dejó huella en los colombianos que en su momento evidenciaron el momento: “Su Santidad, ore por todos mis soldados, policías e infantes de marina. Le quiero regalar mi gorra, bienvenido a Colombia”.
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Generalmente, el Papa Francisco solía entregar los obsequios que recibía a sus escoltas o colaboradores, pero esta vez fue diferente. Según el relato del obispo castrense de Colombia, Monseñor Fabio Suescún Mutis, el Papa tomó la gorra con especial devoción, se la guardó en el abrigo y le dijo a Edwin: “Lo llevaré siempre en mi corazón”.
Más adelante, Monseñor Suescún reveló que la gorra fue colocada sobre el altar privado del Papa, junto a imágenes de especial devoción, en su despacho en el Vaticano.
En ese breve pero profundo encuentro, Edwin también le compartió al Sumo Pontífice una frase que refleja su temple y amor por la patria: “Yo quiero mucho mi Institución, si volviera a nacer, sería infante de marina de nuevo”.
El 7 de noviembre de ese mismo año, el Papa Francisco le envió una carta escrita de puño y letra al infante de marina, como muestra de agradecimiento y afecto por tan conmovedor gesto.
Hoy, Edwin Alexander Restrepo no solo es un ejemplo de resiliencia, sino también de superación. Se graduó como abogado, es padre de dos hijas, y sigue compartiendo su historia de vida como testimonio de fe, fortaleza y amor. A ellas les enseña una valiosa lección: “Pese a las adversidades de la vida, uno debe sobreponerse. Hay que perdonar, porque el odio lo carcome a uno”.
