Gabriel Jaramillo, el hombre que dejó de ser banquero para ayudar a las comunidades
Por más de 40 años se dedicó al mundo de las finanzas; sin embargo, tras su retiro decidió emprender un camino que lo llevaría a generar un impacto positivo en otras personas.
El mundo necesita de líderes que impacten positivamente la vida de pequeñas, medianas o grandes comunidades, sirviendo como eje transformador que les permita salir adelante de una manera óptima y duradera en el tiempo. Sin embargo, no todos son capaces de emprender este largo viaje lleno de retos que se presentan conforme va avanzando.
Este no fue el caso de Gabriel Jaramillo, un colombiano que dedicó gran parte de su vida (37 años) al sector financiero, recorriendo desde la banca diferentes países como México, Brasil, Chile, Estados Unidos, Suiza y, por supuesto, Colombia.
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Lo que comenzó como parte de su retiro, se convirtió en su propósito de vida
Después de una exitosa carrera de casi 40 años, en 2011 Jaramillo optó por poner un nuevo rumbo en su vida tomando una decisión drástica: dejar de trabajar en el sector financiero para dedicarse a hacer cosas nuevas que tuvieran un impacto en la sociedad.
Es así como se rigió bajo tres principios fundamentales; el primero, cambiaría su vida para hacer cosas de las que no sabía absolutamente nada; segundo, el factor económico no sería una razón de peso para elegir lo que iba a hacer y; tercero, a lo que se dedicara debería tener un impacto sobre otras personas.
Bajo estos principios, Gabriel Jaramillo lleva 12 años destacándose entre algunas comunidades de Colombia por su ardua labor social.
“Esta experiencia me ha llevado por caminos que nunca imaginé recorrer”: Gabriel Jaramillo
Después de su retiro empezó a recorrer caminos completamente nuevos que lo llevaron a vivir experiencias únicas; por ejemplo, trabajó en la eliminación de muertes por malaria y fue director del Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria en Suiza, proporcionando servicios asistenciales a países con mayor índice de contagio.
Luego, se convirtió en docente en la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH), donde los programas de estudio se centran principalmente en género y políticas públicas, acceso a la medicina, en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) e infección.
Tras prestar sus servicios en temas de salud pública, decidió emprender un nuevo camino trabajando intensamente para la zona cafetera, específicamente en el norte del Valle del Cauca y el sur del Chocó, con el propósito de que tuvieran una institución de salud de cuarta generación que terminara beneficiando a más de tres millones de personas.
Ahora este banquero con alma de servicio a la comunidad, está enfocado en el desarrollo de la Orinoquía con la convicción “de que puede mover la aguja de la economía colombiana”, al tiempo de que soluciona la deficiencia de la seguridad alimentaria, aseguró.