Ciencia y medio ambiente

El primer dinosaurio recibió su nombre hace 200 años, ¿cuánto más sabemos ahora?

En los 200 años transcurridos desde que el primer dinosaurio fuese reconocido oficialmente, la ciencia de los dinosaurios ha florecido, proporcionando una visión de cómo eran, cómo vivían, y cómo evolucionaron.

Megalosaurus/ Cortesia: Gettyimagenes

Megalosaurus/ Cortesia: Gettyimagenes / MARK GARLICK/SCIENCE PHOTO LIBRA

El 20 de febrero de 1824, el naturalista inglés y teólogo William Buckland se dirigió a la Sociedad Geológica de Londres, describiendo una enorme mandíbula y huesos de extremidades desenterrados en una mina de cantera en el pueblo de Stonesfield, cerca de Oxford.

Buckland reconoció que estos fósiles pertenecían a un enorme reptil del pasado, y le dio un nombre científico formal: Megalosaurus, que significa “gran lagarto”. Con eso, el primer dinosaurio fue reconocido oficialmente, aunque la palabra dinosaurio no sería acuñada hasta la década de 1840.

“Fue el comienzo de nuestra fascinación por los dinosaurios”, dijo el paleontólogo de la Universidad de Edimburgo Steve Brusatte. “Su anuncio abrió las compuertas e inició una fiebre de fósiles, y la gente salió en busca de otros huesos gigantes en Inglaterra y más allá”.

Los dinosaurios pisaron el planeta desde hace 231 millones de años hasta hace 66 millones de años, durante la era Mesozoica. Sus descendientes, las aves, permanecen hasta la actualidad.

“Nuestra comprensión de los dinosaurios ha cambiado significativamente desde el siglo XIX”, afirma la paleontóloga Emma Nicholls, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, que alberga los fósiles del Megalosaurus estudiados por Buckland.

“Buckland y otros caballeros naturalistas de principios del siglo XIX se quedarían atónitos ante lo mucho que sabemos dinosaurios”, añade Brusatte.

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El Megalosaurus es un buen ejemplo. Buckland pensaba que era un lagarto de unos 20 metros de largo, caminaba sobre cuatro patas y podía vivir en tierra o en el agua. Los científicos saben ahora que no era cuadrúpedo ni un lagarto, sino que pertenecía al grupo de los terópodos, que incluía dinosaurios carnívoros como el Tyrannosaurus y el Spinosaurus, y medía unos 9 metros de largo.

Buckland, como otros en su época, no comprendía cuánto tiempo hace que vivían los dinosaurios, pues creía que la Tierra sólo tenía unos miles de años. Los científicos saben ahora que la Tierra tiene unos 4.500 millones de años. El Megalosaurus vivió hace unos 165 millones de años.

“Los geólogos tardaron varias décadas en comprender que la Tierra era realmente antigua, y que la vida ha evolucionado a lo largo de grandes extensiones de tiempo. Los dinosaurios y otros fósiles descubiertos fueron un gran impulso en este cambio”, afirma Brusatte.

Grandes avances

El naturalista inglés Richard Owen reconoció que los fósiles encontrados en el sur de Inglaterra de Megalosaurus, y otros dos grandes reptiles terrestres, Iguanodon y Hylaeosaurus, formaban un grupo común, denominándolos “Dinosauria” en una conferencia de 1841, y en una publicación del año siguiente.

El posterior descubrimiento de fósiles de Hadrosaurus y Dryptosaurus en el estado de Nueva Jersey (EE. UU.) demostró que al menos algunos dinosaurios eran bípedos, lo que cambió la percepción de que se asemejaban a rinocerontes reptiles. En la década de 1870, aparecieron los primeros esqueletos completos de dinosaurios de gran tamaño, primero en el oeste de Estados Unidos, luego en Bélgica y otros lugares, demostrando la anatomía distintiva y la diversidad de los dinosaurios.

En la década de 1960, la identificación del dinosaurio Deinonychus, un pequeño dinosaurio carnívoro, sacudió la ciencia de los dinosaurios e inauguró un período de investigación llamado el “Renacimiento de los Dinosaurios”. Demostró que los dinosaurios podían ser pequeños y ágiles. Algunos eran notablemente similares anatómicamente a las primeras aves, como el Archaeopteryx, confirmando cómo las aves evolucionaron a partir de pequeños dinosaurios emplumados.

También provocó un debate sobre si los dinosaurios eran de sangre caliente como las aves, contradiciendo la antigua concepción de que eran lentos, torpes y de sangre fría.

“En las décadas siguientes, hubo un aumento de trabajo sobre el crecimiento de los dinosaurios, el uso de tomografías computarizadas, métodos analíticos para la reconstrucción de las relaciones evolutivas y de función biomecánica, todo lo cual ayudó a crear una visión más dinámica y biológica de los dinosaurios como seres vivos”, señala Thomas Holtz de la Universidad de Maryland.

Los paleontólogos colocan fósiles craneales en escáneres para construir modelos digitales de cerebros y los sentidos de los dinosaurios, como la vista, el oído y el olfato. Ahora, los investigadores también pueden saber el color de los dinosaurios si su piel o plumas están lo bastante bien conservadas como para retener burbujas microscópicas de melanosomas que contienen pigmento en las células.

En la actualidad se conocen más de 2.000 especies de dinosaurios y la paleontología es una ciencia vibrante e internacional. En lugares como China, Argentina, Brasil, Sudáfrica y Mongolia se han llevado a cabo asombrosos descubrimientos.

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