Curiosa razón por la que Wilmar Roldán decidió ser árbitro: Me gusta que me hagan caso
El juez tuvo su primera incursión en el arbitraje cuando tenía tan solo 10 años.
La curiosa razón por la que Wilmar Roldán decidió ser árbitro
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Wilmar Roldan (Foto por Daniel Apuy/Getty Images)
Este jueves en diálogo con El Alargue de Caracol Radio, Wilmar Roldán habló de sus inicios en el arbitraje, la decisión que debió tomar entre ser futbolista o ser juez y su presente.
Roldán es uno de los mejores árbitros de Colombia, ha dirigido 400 partidos en el país y suma importantes experiencias como lo son: dos Juegos Olimpicos, dos Copas del Mundo, cinco Copas América y partidos en Copa Libertadores.
La pasión por su profesión inició desde que era un niño, con tan solo diez años ya comenzaba a pitar e impartir justicia entre sus compañeros. “La primera incursión que tengo como árbitro fue a los 10 años y después comienzo a pitar futbol a los 12 años y prácticamente es tres cuartas partes de mi vida dirigiendo partidos de fútbol, es mucho tiempo pero ha sido un viaje maravilloso”, sentenció Roldán.
El origen de esta decisión viene de una anécdota de cuando Wilmar Roldán estaba en el colegio: “yo desafié a una profesora cuando estaba en quinto de primaria, ella pitó un penalti, yo estaba de arquero y le dije que no, ella me preguntó si sabía pitar y yo le dije que sí aunque en ese momento no tenía ni idea de pitar”, expresó el juez.
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“Por desafiarla le dije que yo podía hacerlo mejor que ella, me entregó el pito y yo me fui para la tienda de la escuela, entre la basura conseguí un estuche de bombombun rojo y una cajita de chicles amarilla, me coloqué la camisa por dentro y empecé a pitar. Cuando yo empiezo pitar el partido, todos mis compañeritos me hacen caso y ahí hizo click, a mí me gustó eso de que me hagan caso”, narró Roldán,
A sus 16 años debía decidir si seguía jugando fútbol o se dedicaba a pitar, lo único claro era que no podía hacer ambas cosas. Finalmente, tomó la decisión de impartir justicia y hoy goza de más de 20 años de carrera en su profesión.
Roldán menciona que para ser un buen juez hay que tener dos grandes características: “Seguridad en uno mismo y ser una persona disciplinada, una persona que le guste lo que hace y que le genere pasión”.
Para el árbtiro todo tiene un principio y un final, y aunque todavía no piensa en el retiro porque sigue sintiendo la “adrenalina corriendo por sus venas” cada vez que dirige un partido, tiene claro que si vuelve a nacer, volvería a ser árbitro.