El Alzheimer crece en América Latina

Bogotá

La Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2030, en América Latina 7,8 millones de personas sufrirán demencias, como la enfermedad de Alzheimer.

Teniendo como presuposición que 55 millones de personas en el planeta padecen algún tipo de enajenación mental, y que las proyecciones advierten que serán 139 millones en 2050; el panorama para nuestra región no es alentador, porque muchas personas no son diagnosticadas a tiempo y las instituciones de salud no brindan la facilidad que se necesita para acceder a tratamientos.

En el caso particular del Alzheimer, la organización estima que las políticas de cada país, no advierten que es ya un problema de salud pública y su incremento en la región se debe a una pésima percepción social y gubernamental, de creer que es un trastorno con poca incidencia demográfica, por ende, tardío diagnóstico y que sólo la padecen personas en una edad avanzada, lo cual no es cierto.

Otra situación que se analiza, es el de la época post pandemia del Covid-19, que ha generado que la atención y tratamiento a problemas que han derivado de ella, sean mucho más apremiantes que la necesidad por diagnosticar algún tipo de demencia como el mismo Alzheimer.

Se proyecta a América Latina como una de las regiones que tendrá más casos de demencias en los próximos 20 años; primero, por los pocos estudios realizados en nuestros países a los tratamientos farmacológicos para enfrentar un trastorno como el Alzheimer y la misma medición de los síntomas.

Por otro lado, desde Reino Unido la Organización Enfermedad de Alzheimer Internacional, realizó tres encuestas divididas entre quienes viven y perciben esta patología como lo son, primero el paciente, segundo los cuidadores profesionales, y por último los cuidadores informales que en la mayoría de los casos son familiares.

La cobertura de la encuesta abarcó 70 países, con un cronograma de estudio de 1.699 cuidadores informales, 893 profesionales y 365 personas con demencia. Sean países ricos o pobres, la respuesta recurrente a quienes recibían el diagnóstico, era una medicación especifica antes que una buena nutrición y ejercicio.

Pero antes de ello, en países con un sistema de salud limitado, los cuidadores informales concluyeron en un 62%, que la persona a quien cuidaban no tuvo acceso oportuno a una atención o medicación, después de ser diagnosticados.

Mientras que los cuidadores profesionales en un 73% sostuvieron que, en países de bajos ingresos, no hay políticas ni estudios que mitiguen el daño, sumado al desconocimiento social, por lo que no tener en cuenta el control frente a los primeros síntomas, genera que no existan diagnósticos oportunos; lo que repercutirá en el aumento de los casos de demencias en próximas décadas.

Todo lo anterior es resultado de la celebración de la Semana Mundial del Alzheimer, reconociendo el aún profundo desconocimiento total frente a ese trastorno neurodegenerativo progresivo.