Historias palmeras desde María La Baja
En Colombia se calcula que 6.700 personas se dedican al cultivo de palma de aceite.
En Colombia el cultivo de palma de aceite ha generado amores y odios en muchos municipios de Colombia que se dedican a esta labor.
Uno de ellos es la zona de María La Baja, Bolívar, donde vive Don Marcos Arrieta, un pequeño palmicultor que a sus 70 años encontró en la palma, la razón de su vida.
En este municipio, gracias a la cooperación campesina, proyectos como los liderados por Oleoflores, Solidaridad Network y Henkel, 750 pequeños productores de palma tienen asegurada la compra de sus frutos, asistencia técnica y la accesibilidad a créditos agrarios, después de dos décadas de quiebras, producto de la ganadería y el arroz.
Hoy por hoy el cultivo de palma de aceite en esta zona genera 1.500 empleos, 4.500 indirectos e ingresos por 100 mil millones de pesos anuales a la economía de esa localidad, que lucha por seguir generando seguridad económica para sus campesinos.
Sopas instantáneas pasando por grasas para freír hasta cremas de helado, labiales jabones y detergentes, son algunos productos que salen de la extracción del aceite de palma, un negocio muy lucrativo que ha despertado el interés de miles de familias campesinas tanto en nuestro país como en otras partes del mundo, pero también de personas inescrupulosas que han desplazado a decenas de campesinos para maximizar la producción de su negocio. Un estigma que incluso ahora, es difícil de combatir.
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Actualmente, el aceite que se extrae de María la Baja se ha ganado un lugar en las estanterías del mundo y se está utilizando para la elaboración de shampoo que llega a más de 10 países de Europa.