Un desconocido River no logró 'la épica' y terminó goleado ante Mineiro
Jorge Carrascal entró al minuto 74 con el marcador 3-0 abajo. El equipo brasileño fue ampliamente superior y terminó la serie 4-0 a su favor.
Tan poderoso como en sus años mozos, Hulk, de la mano de sus compañeros, metió al Atlético Mineiro a las semifinales de la Copa Libertadores 2021 al liquidar 3-0 al disminuido River Plate de Marcelo Gallardo este miércoles en Belo Horizonte, un resultado que confirmó la superioridad brasileña tras la victoria 1-0 en Argentina.
Un globito del delantero, que sobrepasó la defensa millonaria, permitió que el argentino Matías Zaracho (22) se alzara por los aires del Mineirao, al que los hinchas regresaron tras año y medio de pandemia, para ejecutar una tijera preciosa que vulneró a Franco Armani.
Le puede interesar:
- Video: Falcao parece estar recuperado y marca un golazo en entrenamiento
- Juventus refuerza su mediocampo con un campeón de Europa
El que seguramente será el mejor gol de la Libertadores 2021 fue la antesala del show del internacional brasileño, de 35 años. En el 34, en un contragolpe, Hulk recibió un pase filtrado del venezolano Jefferson Savarino y bombeó la pelota ante la salida de Armani.
El exOporto llegó a siete anotaciones en la copa, tres menos que el máximo artillero, Gabriel Barbosa 'Gabigol', del Flamengo, y llevó al Galo a su primera semifinal desde 2013, cuando alzó su única Libertadores de la mano de Ronaldinho Gaúcho y su actual técnico, Alexi Stival 'Cuca'.
Zaracho repitió la dosis, en el 62, esta vez de cabeza, al concretar un centro de Savarino por derecha. "Vamos partido tras partido, hoy fue una gran final que pudimos aprovechar", aseguró el argentino.
La exhibición de Hulk puso fin a la aspiración de River, más liviano que en temporadas pasadas, de clasificarse por quinta vez consecutiva a semis de Libertadores.
Ahora Mineiro se citará con el campeón defensor Palmeiras, asegurando un representante brasileño en la final.
Marcelo Gallardo de River Plate, murió en la línea del frente con sus muchachos, que integran la nómina -desmadejada con el paso de los años- del único equipo que plantó cara a la recargada supremacía brasileña.
Con las manos en el bolsillo o los brazos cruzados, y el barbijo puesto, el laureado entrenador observó la eliminación del club de la banda roja cruzada, pero, sobre todo, el posible surgimiento de una nueva hegemonía, de una hegemonía que habla portugués.