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Guantiva-La Rusia, un páramo donde sobrevive el bosque de los colorados

El colorado es un árbol único de la cordillera Oriental de Colombia. Este páramo es uno de los pocos lugares del país donde aún se aprecia su belleza

Por los parches de robles que aún sobreviven y por contar con 14 tipos de frailejones únicos, este páramo es considerado como un área prioritaria de conservación.

Por los parches de robles que aún sobreviven y por contar con 14 tipos de frailejones únicos, este páramo es considerado como un área prioritaria de conservación. / Foto: Felipe Villegas

Más de 119 000 hectáreas de 23 municipios de Boyacá y Santander hacen parte del páramo Guantiva-La Rusia, un complejo distribuido en las cuencas de los ríos Sogamoso, Chicamocha, Fonce y Suárez y con 85 lagunas rodeadas de musgos y frailejones.

Según el Instituto Humboldt, este páramo es altamente biodiverso. En sus terrenos han sido registradas más de 960 especies de flora y fauna: 690 de plantas, 80 de mamíferos, 130 de aves, 23 de anfibios y 24 de invertebrados. “Alberga cerca del 13% de la flora de los páramos del país”.

Por ser parte de un extenso corredor de páramo y bosque andino, Guantiva-La Rusia es considerado un área prioritaria de conservación por los parches de robles de las especies Quercus humboldtii y Colombobalanus excelsa que allí sobreviven, y por contar con 14 tipos de frailejones únicos, una de las cifras más altas en los páramos colombianos.

Otra de sus mayores joyas naturales son los bosques de árboles colorados (Polylepis quadrijuga), una especie nativa de la cordillera Oriental de Colombia catalogada como de importancia ecológica y de conservación.

Estos árboles asociados a los ecosistemas de alta montaña como el bosque altoandino y los páramos, miden entre seis y ocho metros de altura y cuentan con la capacidad de adaptarse a condiciones de frío y crecer sobre las matrices de pastizales de páramos.

“Su distribución altitudinal oscila entre los 2800 y 3600 metros sobre el nivel del mar. Los tallos son de color rojo intenso, por lo cual se le denomina comúnmente como colorado. También presenta cascarillas en el tallo que se desprenden con facilidad para impedir que se adhieran plantas como bromelias, orquídeas y musgos”, asegura la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá).

Los colorados cuentan con hojas pequeñas cubiertas de resina y unas flores en racimo. La polinización y dispersión de semillas es llevada a cabo por el viento. Sin embargo, la belleza de esta especie endémica está en un alto peligro.

Corpoboyacá dice que los bosques de Polylepis son ecosistemas vulnerables en Colombia, puesto que están bajo una fuerte presión del hombre como la ampliación de la frontera agrícola y ganadera y la tala para aprovechar su madera como fuente de energía y fabricación de herramientas, corrales y cercas.

“Esto ha conllevado a que estos bosques se encuentran fragmentados y rezagados a parches en laderas y zonas rocosas de alta montaña. Algunos estudios declaran a estos bosques como un ecosistema vulnerable y en vía de extinción”, dice la autoridad ambiental.

Los parches más grandes de estos bosques colorados en Boyacá están en las zonas paramunas de Guantiva-La Rusia, Güina, El Consuelo (Belén), Iguaque (Arcabuco) y El Cocuy.

Según Corpoboyacá, “estas zonas son de gran interés de conservación, dado que prestan servicios ecosistémicos como captura de carbono, liberación de oxígeno, brindan refugio de especies de fauna. Estos bosques han sido incluidos en la alianza internacional para la Cero Extinción (AZE) por ser uno de los hábitats de los Andes más amenazados”.

En la expedición Boyacá BIO, el Instituto Humboldt encontró algunos de los fragmentos de bosques colorados de mayor tamaño para Boyacá en las zonas de páramo. “Estos árboles endémicos han sido protegidos por décadas por los pobladores del páramo, quienes han aprendido empíricamente estrategias para su propagación”, de acuerdo con el Humboldt.

Además de estos bosques teñidos de rojo, en Guantiva-La Rusia se pueden encontrar representantes únicos de la naturaleza como el frailejón Espeletia paipana, especie en peligro crítico que solo habita en las zonas de páramo de Paipa y Sotaquirá.

“También cuenta con osos de anteojos, venado de páramo, tigrillo lanudo, el periquito aliamarillo, chango de montaña y la rana arlequín Atelopus mittermeieri, que pertenece al género más amenazado de anfibios en el mundo”, de acuerdo con el Instituto Humboldt.

En 2015, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia registró por primera vez 41 especies de aves en este páramo y siete potenciales nuevas especies de ranas.

Agua y campesinos paramunos

Dentro del complejo Guantiva-La Rusia hay registros de por lo menos 32.000 habitantes, su mayoría localizados en veredas de Duitama, Belén y Santa Rosa de Viterbo. Las actividades agropecuarias son su principal fuente económica, en especial cultivos de papa, cebolla en rama, arveja, haba y frijol, y cría de ganado bovino.

Las más de 80 lagunas y 2300 drenajes que nacen en el páramo son cruciales para los campesinos paramunos y la población de la región. Según documentos del Instituto Humboldt, estos cuerpos de agua realizan un gran aporte de agua al río Chicamocha, que abastece en buena parte a los habitantes de Tunja, Duitama y Paipa.

Cinco distritos de riego se surten parcialmente del agua del páramo para poder cultivar productos como hortalizas, papa, maíz y arveja, y regar los pastos para el ganado. Varias empresas también utilizan el recurso hídrico, al igual que la central hidroeléctrica La Cascada.

Aproximadamente el 73% del páramo conserva su vegetación natural. Por su parte, las áreas con cultivos, pastos y otros mosaicos ocupan el 19% del complejo, en especial su flanco oriental.

Su relativo buen estado de conservación ambiental se debe en parte a la presencia de cuatro áreas protegidas: el Santuario de Flora y Fauna Guanentá – Alto Río Fonce, el Parque Natural Regional Pan de Azúcar-El Consuelo, el Distrito Regional de Manejo Integrado Guantiva-La Rusia y la Reserva Natural de Sociedad Civil Las Lagunas Encantadas.

“La Fundación Natura es uno de los principales actores en este páramo, ya que tiene presencia en varios municipios de ambos departamentos y establece relaciones con las comunidades e instituciones para acciones de conservación, productivos y académicos. Es propietaria de la reserva Cachalú, ubicada en Encino y Charalá”, de acuerdo con el Instituto Humboldt.

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