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Maduro y los chinos espían a los venezolanos con el Carné de la Patria

China le está montando a Maduro un sistema de espionaje para monitorear a los venezolanos.

China le está montando a Maduro un sistema de espionaje para monitorear a sus ciudadanos a través del Carné de la Patria, nueva forma de identificación ciudadana para que los venezolanos accedan a los productos y servicios que ofrece el gobierno. El sistema de monitoreo lo está montando la multinacional china de telecomunicación ZTE, empresa que también le diseñó el modelo de seguimiento y vigilancia social a China. 

Esta empresa está construyendo una base de datos de todos los venezolanos a partir del uso que más de 18 millones de venezolanos le están dando al Carné de la Patria. Una base de datos que como lo reporta Reuters, el medio que destapó la historia, recoge todo tipo de información como la fecha de nacimiento, núcleo familiar, empleo, ingresos, propiedades, historia médica, subsidios recibidos por parte del gobierno, presencia en las redes sociales, afiliaciones a partidos políticos y la ultima votación de los venezolanos. 

“Todos tienen que usar el Carné de la Patria y el que no tenga, se lo sacamos”, repite maduro en sus discursos.

A punta de incentivos y de regalos el régimen está incentivando cada vez más el uso de estos carnés que ahora se necesitan para casi todo. Por ejemplo, para acceder a la gasolina subsidiada, para el pago de las pensiones, para obtener las rebajas en la medicina, para ir al doctor y para recibir alimentos como leche y huevos, cuando hay. Millones de venezolanos dependen de estos productos y servicios para subsistir, pero su escasez hace que el uso del Carné de la Patria sea indispensable para acceder a ellos.

A esto hay que sumarle que los precios de los alimentos y medicamentos se han disparado porque la inflación según el Fondo Monetario Internacional alcanzó más de 1,000,000% en 2018. Realidad económica que solo hace a la gente más dependiente de los subsidios del régimen autoritario y más susceptible a la vigilancia estatal a través del Carné de la Patria.

“Me están controlando a través de mis necesidades”, le dijo a Reuters Benito Urrea, de 76 años, después de que un doctor no le quiso dar insulina por no tener su Carné de la Patria.

Con esta la información, el régimen de Maduro sabe exactamente quién es mas vulnerable para presionarlo, premiarlo o castigarlo. Es una forma de control social para obligar al venezolano a mantenerse fiel al régimen. Además, tiene un efecto mental de vigilancia permanente sobre la persona que corroboran los ojos de Chávez en el logo del Partido Socialista Unido de Venezuela, escudada en la revolución bolivariana y el antimperialismo.

Ya hubiera querido George Orwell en su famoso libro 1984 que el gran hermano hubiera tenido un sistema de espionaje civil tan avanzado como el que Venezuela le compró a los chinos por 70 millones de dólares. Un modelo basado en el sistema de “Créditos sociales” que ZTE le vendió al gobierno chino para que este, a través de cámaras con reconocimiento facial y una base de datos con inteligencia artificial, pueda seguir a sus ciudadanos en tiempo real y castigarlos o premiarlos dependiendo de su comportamiento.

Lo paradójico es que los chinos, que también son otro imperio, son dueños de los servidores donde se almacena toda la información de los venezolanos y aunque dicen que no tienen poder sobre el uso que Maduro le da a esta, son dueños de la tecnología de donde se hospeda toda la información.

Hay que mencionar que el gobierno chino es el mayor accionista y principal cliente de ZTE, empresa que también le vende sus sistemas de vigilancia y espionaje social a otros países como Irán, Corea del Norte, Malasia, Egipto y Zimbabue, países con regímenes totalitarios. En otras palabras, China, a través de la empresa ZTE, está accediendo a datos claves para entender las necesidades, emociones y comportamientos millones de personas en estos países. Información valiosísima para determinar las relaciones comerciales, económicas y políticas entre China y el resto del mundo.

Una nueva forma de imperialismo a la que se expone Venezuela por el miedo de Nicolás Maduro a que su pueblo se le salga de Control. Un costo que paga muy alto tratando de controlar porque precisamente sacrifica la independencia y cede la información a los chinos.

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