Mensajes de un asesinato
Las Farc así como tenía ideólogos en su dirigencia, también tenía capos en sus filas y alias “Guacho” era uno de ellos.
Bogotá
La confirmación del asesinato del redactor Javier Ortega, del fotógrafo Paul Rivas y del conductor Efraín Segarra, del diario ecuatoriano El Comercio, a manos de Walter Arizala (alias Guacho), líder de una disidencia de las Farc, ha puesto de relieve la gravedad de lo que pasa en la frontera de los dos países.
Desde el fondo, el asesinato de los tres integrantes del equipo periodístico saca a flote realidades como las siguientes:
·Que para los violentos, el periodismo es un estorbo cuando no se presta para servir a sus fines y por eso desprecian la vida de un periodista.
·Que las Farc así como tenía ideólogos en su dirigencia, también tenía capos en sus filas. Alias “Guacho” y el “Frente Oliver Sinisterra se portan como cualquier mafioso matón. Antes hubo tuvo capos como el negro Acacio. Ahora Santrich deberá demostrar que no es narco.
·Que la frontera con Ecuador es tan compleja y violenta como la zona del Catatumbo en la frontera con Venezuela.
En 2017, Tumaco fue el 7º. municipio de país con más alto registro de muertes violentas.
·Que se menospreció la capacidad de alias Guacho para hacer daño. Por eso le asiste razón a los periodistas de la Flip cuando dicen que “los gobiernos de Lenin Moreno y Juan Manuel Santos no lograron un trabajo conjunto y eficaz para conseguir la liberación oportuna de los tres trabajadores”. Desde hace dos días la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a favor de los tres periodistas, lo que obligaba a los dos gobiernos a tomar medidas especiales de protección.
·Que esta vez, a diferencia de otros secuestros, no pareció haberse hecho lo suficiente para buscar mediadores como la Iglesia o a ONG´s expertas en este tipo de gestiones.
·Que si bien las Farc dejaron las armas, y eso ha sido muy positivo, mientras haya coca como negocio lucrativo, sus espacios serán copados por los ilegales y el Estado será inferior al reto de estar allí.