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Mocoa nueve meses después

Las víctimas de la avalancha regresaron a las casas que quedaron y que la maleza se estaba devorando.

Mocoa

Mocoa(Caracol Radio)

Poco ha cambiado desde la avalancha del pasado 31 de marzo en Mocoa, capital del Putumayo. La reubicación va lenta, se acabaron los subsidios de arriendo y las casas que se salvaron de las enormes rocas ahora tienen de huéspedes a pequeños anfibios y de muebles la vegetación. 

Mocoa

Los habitantes aseguran que son muchas promesas que siguen en el aire. La mayoría se cansó de esperar y resolvió sus dificultades en el mismo sitio que arrancó su tragedia, en sus casas. 

El Gobierno local y las autoridades de emergencia definieron los linderos de zonas de riesgo, pero habitantes de barrios como San Miguel, de los más azotados con la avalancha, defienden lo que quedó, esqueletos de casas que adornan con los escombros de otras viviendas. 

Vecinos cuentan porque quieren regresar

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El riesgo es latente en ciertas zonas de Mocoa y quienes regresan a esas casas lo hacen por dos razones: no quieren dejar el trabajo de toda una vida a merced de los saqueadores o no tienen a donde ir. 

Las remesas se acabaron, las ayudas son escasas y las necesidades se mantienen. No hay trabajo y la posibilidad de una vivienda nueva se enredó entre tanta promesa, de ahí que la única solución es regresar, así no se pueda dormir. 

víctima cuenta cómo es pasar la noche en San Miguel

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En la noche los habitantes de San Miguel deambulan como guardias de una naturaleza que hace nueve meses los quiso sepultar. Tienen un sistema de alarma que se alimenta de gritos y que a veces intercalan con improvisados karaokes. 

“Cuando nos quedamos mi esposo se para en la ventana y ahí dura toda la noche. Dice que no quiere vivir más aquí, pero no tenemos más opción el Gobierno no nos ayuda… se acabó la colaboración”. 

Aunque la moral de la gente está golpeada, muchos consiguieron levantar con esfuerzo lo que no se pudo con ladrillos. Hay víctimas de la tragedia que aún lloran a sus familiares, pero que gracias a proyectos productivos, apoyados por la Cruz Roja, empiezan a superar su duelo. 

Las deudas del Estado con la comunidad de Mocoa siguen pendientes. La plaza de marcado está como la dejó la avalancha y los puentes que se llevó aún no los terminan. Muchos empiezan a perder la esperanza en las promesas, pero los más optimistas dicen que todavía hay tiempo.

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