Nicki Minaj compara su ascenso a la fama con un cuento de hadas
La rapera compara su escena musical con un cuento moderno en el que Lil Wayne habría sido su príncipe azul.
La historia del ascenso a la fama y a los primeros puestos de las listas de éxitos de Nicki Minaj bien podría ser la de una Cenicienta moderna, que en lugar de trabajar para su malvada madrastra malvivía como camarera mientras trataba de hacerse un nombre en la escena musical del Bronx y cuyo príncipe azul particular resultó llevar rastas y sentir predilección por el cannabis.
"Si tuviera que describir los últimos diez años en una palabra, utilizaría afortunada. Siento que he tenido mucha suerte, porque lo que me ha pasado a mí es una de esas situaciones que solo se ven una vez en la vida. El mío es un cuento de Cenicienta. Incluso hubo un príncipe que me sacó del Southside de Queens, Lil Wayne, y me llevó lejos de todo aquello en una calabaza mágica", recuerda la polémica intérprete en una entrevista a la revista Dazed, en la que por otra parte tampoco trata de ocultar los momentos más difíciles de sus inicios profesionales.
"Ha sido duro, y un viaje muy emotivo. He tenido que lidiar con todo, lo positivo y lo negativo. Pero sé que hay un montón de chicas que matarían por vivir la experiencia que yo he tenido, así que debo aceptar lo bueno y lo malo con humildad y agradecimiento. No importa lo que haya sucedido en la última década, yo sigo aquí".
A lo largo de su carrera Nicki ha sido definida en muchas ocasiones como una versión femenina de Kanye West, por su carismática personalidad y estilo y su ausencia total de falsa modestia, una reputación que tampoco se esfuerza demasiado por desmentir.
"Siempre fui consciente de mi valía. Algunos dirán que era por prepotencia, otros pensarán que era una genialidad. Algunos incluso afirmarían que el hecho de que una rapera pueda cobrar millones de dólares por un concierto es increíble. Otras personas irían más allá e insistirían en que el hecho de que siga siendo, a día de hoy, la única rapera capaz de llenar estadios es brillante", asegura con total naturalidad.
Pese a que sus palabras podrían interpretarse como una señal inequívoca de arrogancia por su parte, si se tienen en cuenta todas las barreras que ella asegura haber roto, la perspectiva que se pueda tener de la personalidad de la artista varía notablemente.
"Mira, yo llegué a esta industria diciendo que jamás me acostaría con un hombre para conseguir lo que quería, y que siempre escribiría mis propias letras porque soy lo suficientemente lista para hacerlo. Y me he mantenido fiel a mis principales promesas... Hoy en día todavía hay quien se siente incómodo cuando una mujer expresa claramente sus opiniones. El mundo solo quiere que sonrías a la cámara y que estés callada. Pues yo no soy ese tipo de chica".