Los embarazos permitidos en las Farc
Seis mujeres del Bloque Yarí están en cinta, un hecho anormal en una guerrilla que promovía, en sus épocas, el aborto.
La encuentro con su camiseta blanca trepada en sus senos, caminando en medio de la espesa selva que rodea su campamento. Luce pantalón camuflado, pero nada que le ahorque de la cintura hacia arriba.
Tiene calor, me confiesa. Y está embarazada. ¿En cinta?, le pregunto asombrado. Ella sin asomo de duda me confirma.
Alucino porque en las Farc era prohibido y por tanto no le pronóstico una buena suerte.
Ella- sin asomo de duda- me desmiente. Las cosas cambiaron, alega.
Un año atrás de la firma de la paz en La Habana, el secretariado empezó a flexibilizar sus normas de vida. Una de ellas, permitir los embarazos entre sus combatientes. Al fin y al cabo, después de la paz, quien no sea político se irá a casa amnistiado.
‘Tatiana’- como me dice que se llama- planificaba con inyección. Lo hacía recurrentemente, pero algo pasó. No entiende qué, pero su período no llegó y un ginecólogo que llegó hasta las selvas del Caguán y le adelantó una ecografía confirmó el embarazo. Le prohibió el fusil, cargar elementos pesados.
Ni siquiera dudó para hacer pública la noticia. Andrés, su compañero, gritó de la felicidad.
Los dos- orgullosos de su hijo- invitan a Caracol Radio hasta su caleta. La cama es estrecha, dura.
La cubre un toldillo que los protege de los mosquitos que deambulan desesperadamente en la selva. Hay camisas, mitones, pañales desechables en bolsas colgados desde trozos de madera que sostienen la caleta. ¡Ah! y unas zapatillas para bebé con tonos militares.
“El niño será guerrillero, como yo”, anuncia el padre. Ella lo mira y parece no gustarle mucho la idea, pero da igual. Ahora le importa dormir una horas y apoyar a su marido quien deberá prestar guardia a los hombres del secretariado que se mueven entre la conferencia.
Además, le interesa atender a Damián, su otro hijo de 17 años que llegó hasta el campamento a verla. ´Tatiana´ es guerrillera, pero el chico no. A él lo crío su abuela, mientras ella empuñaba su fusil.
En el Bloque Yarí- contó una guerrillera a Caracol Radio- hay cinco mujeres embarazadas. El Estado Mayor les garantiza su salud. Después del parto, los bebés podrían terminar con sus familias. O si lo consideran en la selva. “Hay garantías, hay médicos, tenemos enfermeras”, cuenta Adela, otra de las guerrilleras.
Las cinco chicas en cinta no hacen trabajo de fuerza. En la Conferencia Guerrillera, aunque no son muy visibles, se dedican a labores de cocina.