Orden Público

‘Alejo’, el zar de la cocaína rosada en Colombia

Bailaba en las ‘rumbas’ electrónicas privadas más exclusivas en Cali, Medellín, Bogotá y San Andrés. Y allí, vendía su droga, escondido del ‘Clan del Golfo’ y la Oficina de Envigado. Caracol Radio investigó.

Cuando uniformados de la Dijín de la Policía llegaron hasta su casa, en El Poblado, exclusivo sector de Medellín, quedaron atónicos en medio del operativo. El sofá, las mesas, los cuadros y varios objetos de la vivienda de Alejandro Arboleda Uribe (32 años) eran rosados. Y unos más tenían la imagen de Hello Kitty, en honor a la forma y el color que llevan las pastillas de cocaína rosada que ‘Alejo Tucibí’- como lo conocen en el mundo oscuro de las drogas- vendía y se enriquecía desde hace más de cinco años en Colombia.

Caracol Radio conoció que en rumbas electrónicas de alto turmequé, uniformados de la Dijín de la Policía tuvieron en sus manos por primera vez- cinco años atrás- la cocaína rosada (por su color). Y después de enviarla a laboratorio químicos encontraron que tenía Anfetamina (base de la droga sintética), que viajaba ilegalmente desde Alemania, Suiza y Holanda. Y en Colombia la revolvían con Quetamina, calmante para caballos, cafeína, dolex y cocaína, una bomba explosiva que terminaba sumergiendo a los jóvenes en un éxtasis duradero y costoso.

La red que expandía esta droga se movía entre Bogotá, Medellín y Cali. Sin embargo, en las fiestas electrónicas de Cartagena, San Andrés y la capital del país se vendía estas pastas cuya unidad alcanza los $150.000 (si se consume entre las 11:00 y 12:00 de la noche) y $200.000 si se expende después de las 3:00 de la madrugada en forma de Hello Kitty y a veces los dos búfalos de Red Bull.

Pero, ¿quién estaba detrás de este negocio?, se interrogaba la Dijín. La respuesta la encontraron meses después: Alejandro Arboleda Uribe, un paisa que vivía de avión en avión entre América y Europa, un consumidor de drogas sintéticas, un antioqueño al que le reportaron varios ingresos a Holanda y Alemania, desde donde habría copiado la fórmula.

Alejo Tucibí- como lo conocían por la identidad de una sustancia química - amasó una fortuna vendiendo cocaína rosada en Colombia, según el coronel Pablo Ruiz Garzón, director de Investigación Criminal de la Dijín.

Sus gustos…

Caracol Radio estableció que el zar de esta cocaína en el país tiene 32 años, es exclusivo, de buenos modales, ropa de marca y autos Ford, Mazda y Audi último modelo blindados. La razón: en Colombia vivía amenazado, con temor.

El Clan del Golfo (antes Clan Úsuga), la oficina de Envigado y la oficina de Cobros en Cali, lo extorsionaban. Le exigían gruesas sumas de dinero para permitirles vender sus pastillas rosadas en el Valle y Antioquia. Incluso, lo obligaron a revelarles el truco mágico, la receta, las medidas exactas de los químicos que terminaban convirtiendo a esta cocaína en exquisita, pedida y costosa.

Él no aceptó. Y fue objeto de amenazas de muerte. “Huyó hacia México por temor y buscó protección del cártel narcotraficante de los Zetas. Duró un tiempo viajando constantemente entre los dos países y desde allá controlaba la producción y venta de la cocaína rosada”, contó a Caracol Radio el coronel Pablo Ruiz.

Y en una de sus visitas a Colombia, donde no salía de su casa en El Poblado y de algunas rumbas privadas en Cartagena, Medellín y San Andrés, Alejo fue capturado por hombres de la Dijín de la Policía.

Dijin

En su casa le encontraron 1.000 pastillas. Y allí- dijo el coronel Ruiz- tenía su laboratorio: hornos microondas y tubos de ensayo donde procesaba los químicos y los repartía a sus expendedores, quienes los mezclaban en las rumbas nocturnas exclusivas del país. Dos de sus ingenieros químicos también fueron capturados.

El primer hombre que incursionó con la cocaína rosada en el país está recluido en la cárcel La Picota en Bogotá.

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