La zona de frontera con Venezuela, entre la corrupción y decenas de necesidades
Las ‘moscas’, o traficantes de personas, se encargan de cruzar por plata a colombianos y venezolanos de un lado a otro. La guardia venezolana, en algunos casos, se deja tentar por la corrupción.

La zona de frontera con Venezuela, entre la corrupción y decenas de necesidades(Colprensa/Archivo)
Bastó con el anuncio de Nicolás Maduro para que los colombianos -al menos los indocumentados- empezaran a correr de huida del país vecino. 2.867 han sido entregados a los ‘brazos’ de Migración Colombia, un despacho del Gobierno Nacional que instaló sedes en La Guajira (Paraguachón), Norte de Santander (Villa del Rosario), Arauca (Puente Páez), Vichada y Guainía para esperar a los colombianos que se les antoje deportar a los venezolanos.
Desde el 21 de agosto, cuando Maduro cerró la frontera, habló duro y hasta se refirió sobre paramilitares en la zona fronteriza, empezó el desfile de compatriotas. Hasta 17 colombianos fueron expulsados diariamente. Y hasta la fecha el retorno de nacionales no se detiene. Christian Krüger, director de Migración Colombia, habla de cuatro ciudadanos diarios que son entregados entre autoridades vecinas en la zona de frontera.
“Entre agosto y diciembre de 2015 recibimos 2.250 colombianos. Y entre el 1 de enero al 17 de mayo de 2016, atendimos 617”, explicó el funcionario.
Otro tanto- más que los deportados- deciden marcharse del país bolivariano, asqueados por la crisis económica, la devaluación del bolívar, la escases de papel, la dieta obligada y hasta el orden público que se ‘desbocó’ en un territorio donde reina la inseguridad e incertidumbre política.
Aunque Maduro cerró la frontera y minó de hombres las zonas limítrofes, los colombianos y venezolanos que viven sobre la raya, no se miran feo. Al contrario, se necesitan. Aprendieron a convivir.
Testimonio
Caracol Radio conoció un testimonio revelador de Ana Jiménez, una venezolana que así le cierren la puerta colombiana sobre la frontera, acude a la ilegalidad para cruzar y trabajar.
Habla con propiedad de ‘Las Moscas’, hombres venezolanos y colombianos que se estacionan en los extremos del puente principal- en Puerto Santander- y cobran por dejar cruzar. “Tú les pagas y las moscas te dan una seña que puede ser un saludo, un levantamiento de brazos, que indica a la guardia venezolana que ya se pagó y de una vez dejan pasar”.
Los guardias- narra la mujer- no reciben dinero. Envían a las ‘moscas’ a hacerlo por ellos. “Hay bastantes lenguajes de señas sobre las zonas fronterizas…siempre indican algo”, agrega Ana.
Si no hay suerte y las autoridades venezolanas niegan el paso, no hay otra alternativa. “Hay que cruza un río, hay personas que lo esperan a uno y lo pasan en canoa. Cobran entre 2 mil y 3 mil bolívares. Lo llevan, lo meten por una casa, luego por una finca y se llega. Al otro lado- territorio colombiano- lo esperan y le piden el dinero en pesos. Es decir, hay que pagarle a los venezolanos para que lo dejen salir y a los colombianos para que lo dejen entrar”.
Hay trochas como Guarumito, Venezuela. Está militariza y el riesgo es mayor porque se compra y se vende gasolina. “Uno por ahí se va en transporte público, llega a un caserío, cruza por unas fincas. Camina 45 minutos para ir hasta Barranca, zona de frontera con Colombia. Ahí se paga 3.000 dólares y la cifra aumenta si hay equipaje o mercancía”.
El destino final: Guaramito (lo diferencia solo una ‘a’ del venezolano), caserío colombiano, desde donde se toma el transporte público que conduce a Cúcuta.
La Guardia Nacional Venezolana- dice la mujer- “está lucrándose y tienen el sartén por el mango…”. Denuncia que ha visto gente disfrazada, falsos vendedores de café cuyo termo no contiene el producto, “sino un hoyo por donde se les mete el dinero. La guardia tiene su negocio y se reparten el dinero entre ellos y las moscas”.
Los venezolanos- explica Ana- cruzan a Colombia a comprar productos de casa: crema de dientes, jabones de baño, leche en polvo, shampoo, papel higiénico.
Beneficios
El cierre de frontera- confiesa Christian Krüger, director de Migración Colombia- benefició al país. “En Arauca, las autoridades locales, el comercio local, se ha reactivado. Para los colombianos ha sido positivo. Por ejemplo: se está vendiendo el combustible de este país, subsidiado, pero se comercializa y eso está dejando regalías. Además, se está vendiendo carne colombiana, no venezolana”.
Aunque Venezuela cerró la frontera, Colombia la tiene abierta. Este país era el segundo destino de los nacionales en el exterior. Sin embargo, hoy no lo es. El primero, Estados Unidos; el segundo, Panamá. “Migración Colombia proyecta que de seguir cerrada la zona limítrofe este destino pasará de sexto o séptimo lugar”, añade Krüger.
Y dos últimas cifras: 273 venezolanos fueron deportados de Colombia. Este país estudia otorgarles la nacionalidad a 354 bolivarianos que unieron sus lazos sentimentales con este país.



