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Y si soy gay, ¿qué?

Una persona gay tiene que tener muy claro que su vida homosexual puede traerle un costo sentimental, social y emocional

Y si soy gay, ¿qué?

En una conferencia reciente, ante unas 100 mujeres adolescentes, ofrecí la opción de concluir mi presentación con un espacio en el que las asistentes –con tantas inquietudes, desinformación y mitos sobre su sexualidad- hicieran preguntas en papeles que conservaran su anonimato y que permitieran tratar temas –así lo propuse- muy pervertidos, pecaminosos, polémicos, inquietantes, etc

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El tema principal de la conferencia “Una sexualidad inteligente”; en la que, a solicitud de los contratantes, debía primar la insistencia en cuidar su identidad de género para no caer en curiosidades o prácticas ocasionales homosexuales que pudiesen cambiar definitivamente el rumbo de su vida sexual; permitía cualquier pregunta o inquietud para ser tratada restándole perversión, mito o pecado y convirtiéndola en una lícita inquietud científica

Las preguntas que usualmente realizan los asistentes; independiente de su edad, sexo o condición; son las mismas: sexo oral, sexo anal, planificación, ITS, homosexualidad, juguetes sexuales, masturbación, sexo prematrimonial, infidelidad, multiorgasmicidad, disfunciones sexuales y virginidad principalmente

En esta ocasión una asistente planteó, un tanto retadora: “y si soy gay, ¿qué?”; mientras que varias solicitaban “¿qué hago para que mi compañera no me toque o se insinúe conmigo?“Inicialmente, no supe si decirle a la primera que la felicitaba por haber definido su identidad sexual o que lamentaba su condición por la vida que habría de llevar. Me incliné por hacer énfasis en la segunda opción, apenas insinuando la primera

A las segundas les hablé ilusamente de asertividad por no contar con la oportunidad de entrenarlas en ello. Ojalá lo logren…A mi juicio, una persona gay tiene que tener muy claro que su vida homosexual puede traerle un costo sentimental, social y emocional muy importante y mayor que el de otra persona para que, en lo posible, anticipe, atenúe y controle esos costos

La discriminación contra los gays es un hecho. Si bien de labios para afuera la gente dice aceptar y respetar esa decisión o condición; en la realidad se rechaza o discrimina a quien se identifica como tal. Nadie se siente tranquilo o satisfecho y mucho menos orgulloso de contar que algún familiar es gay. En el trabajo no se le acepta o se le paga menos. Como amigos no son buena referencia por aquello de “dime con quién andas y…”, los chistes sobre gays son degradantes y ofensivos

Estas personas necesariamente deben llegar a conformar círculos sociales muy cerrados de mutua aceptación, como la asociación LGBT, que si bien cumplen la función de protección, lucha por sus derechos y mutuo consuelo también los agrupa para hacerlos más fácilmente discriminables

Aceptando que es un sesgo injusto y hasta inadecuado pero inevitable; en la comparación de estilos de vida con personas heterosexuales no se puede ignorar que aunque igualen éxitos académicos, intelectuales, laborales, artísticos, económicos, sentimentales y muchos otros, siempre habrá, al menos, un par de aspectos de la vida que no podrán disfrutar tranquilamente y sobre los que vale la pena llamar su atención

En primer lugar la conquista. En la vida heterosexual, cualquier hombre o mujer que se interese por un prospecto del otro sexo tiene la libertad para iniciar y mantener un proceso de conquista que, si no es exitoso, no conlleva juicios tan importantes como aquellos que se forman cuando la persona pretendida resulta no ser gay

En segundo lugar –trascendental- dejando claro que justo por estos días se publican investigaciones que dicen haber encontrado que no hay diferencias entre la crianza de niños adoptados por homosexuales o heterosexuales; no creo que deban romperse las reglas naturales de organización biopsicosocial de una familia y, además, me rehuso a aceptar que una persona gay engañe a una pareja y a sus hijos con una vida gay clandestina

Más aún y en conclusión, siento la obligación de solicitar a los integrantes de la comunidad gay que sus conquistas no pretendan a personas curiosas, ingenuas o poco asertivas que se dejen llevar a experiencias homosexuales de las cuales más adelante tengan que pagar el costo del remordimiento, la inquietud o las disfunciones sexuales por sus posibles tendencias. Conquisten a quienes abiertamente son de su misma identidad. Respeten el derecho de los demás a identificarse con el género del sexo al que pertenecen. Adicionalmente, deben asumir su identidad y pagar el precio de ser gay sin engañar a parejas que de manera transparente entregan su vida y sus sentimientos sin siquiera imaginar que están al lado de una persona que los traiciona en todos los sentidos

Para ser respetados como homosexuales deben comenzar por respetar la condición de los heterosexuales que los rodean…

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