Copa Sudamericana

El portero del cielo, Miguel Calero

Miguel calero no nació en Ginebra, tampoco en México, ni mucho menos en Colombia, Miguel Calero nace como nace toda leyenda, en un espacio lleno de magia y emociones, ningún otro espacio más que el fútbol.

El portero del cielo, Miguel Calero

Miguel calero no nació en Ginebra, tampoco en México, ni mucho menos en Colombia, Miguel Calero nace como nace toda leyenda, en un espacio lleno de magia y emociones, ningún otro espacio más que el fútbol. Miguel, Miguelito, el ‘Show’, el ‘Cóndor’, se le llamó de muchas maneras que desde hoy serán todas sinónimo de la palabra héroe, no solo con Pachuca en donde se le considera el máximo referente histórico del equipo, sino también en esta tierra que hoy lo llora, recordado por su participación con el Sporting de Barranquilla en el 90, donde se hacen inolvidables sus arriesgadas jugadas a la hora de defender el arco, pero sobre todo en la memoria permanece el Calero que se hizo imbatible en el Deportivo Cali del año 96, que desde hacía 22 años no se coronaba campeón. Calero escribía su nombre con letra dorada en las canchas del país, en medio de Bermúdez, Valderrama, Leonel, Asprilla y todos los demás apellidos insignias del deporte rey en Colombia, Miguel se acomodaba entre un trío que le dio grandes emociones a una tierra que salta y grita con el fútbol, trío que vale la pena bautizar como los tres mosqueteros del arco, conformado por Óscar Córdoba, Faryd Mondragón y, por supuesto, Miguel Calero

En su carrera el corazón se vistió por segunda vez de verde, esta vez defendiendo los colores del Atlético Nacional, los hinchas paisas solo pudieron disfrutar del cóndor durante dos temporadas, que en realidad fueron suficiente, pues para Miguel hacerse campeón ya no era ninguna osadía. De nuevo levantó la copa en 1999

Llegó entonces a México, donde sus manos lo hicieron más conocido que su propio rostro, que su mirada profunda y de intimidante impresión. Sus manos y su ingenio lograron la racha más exitosa en la historia del Pachuca, tres Copas de Campeones de la Concacaf, una Copa Sudamericana, una Súper Liga y varios torneos locales

Hoy Calero ataja la vida y la encapsula para que su recuerdo no se vaya jamás de la memoria de los amantes del buen fútbol, de quienes oraron por él, de quienes hoy lloran por él, y a quienes un día hizo reír, disfrutar y sentir que valía la pena vivir, con un único argumento hecho de plástico… un balón.

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