Dueños en apuros
Un concepto del Consejo de Estado puede espantar a los propietarios sanos de varios equipos del fútbol colombiano que llevan muchos años salvando la actividad de la catástrofe. Esos dueños pueden salir corriendo por culpa de la ley. <br /><br />
A los nubarrones sobre presencia de dineros ilegales en los clubes profesionales del fútbol colombiano se sumó ahora lo que puede ser una verdadera tormenta para sus “dueños” legales. El fallo del Consejo de Estado sobre derechos de propiedad, que pasó de agache para el gobierno de Uribe según la revista Semana, dice que en las asambleas de los equipos: una persona un voto y no como se asume hoy donde esos dueños equiparan sus derechos a acciones, por un boquete que abrió el decreto 1057 de 1985 que habla de un régimen especial para las sociedades sin ánimo de lucro. El concepto es contundente: los equipos de fútbol no pueden seguir siendo controlados por dos o tres personas y los derechos de participación que les permiten mantener el control no pueden equipararse con las acciones de una sociedad anónima. La razón es que el Código Civil prevé que los miembros de las corporaciones solo tienen derecho a un voto en las asambleas. El documento dice que se debe legislar para corregir los decretos reglamentarios que permitieron que los clubes se desviaran de su verdadera naturaleza. Si esto tiene vigencia se acabaría el poder del grupo Ardila Lulle en Nacional, de la familia Char y Olímpica en el Junior, de Gabriel Camargo en el Tolima, de José Roberto Arango y sus inversionistas en Millonarios y de tantos otros propietarios de clubes que se ocultan en la permisividad de la ley y el anonimato de los llamados derechos. La pregunta es si Coldeportes, que en la administración de Eberth Bustamante se hizo el de la vista gorda, va a agarrar el toro por los cachos y se ocupa de la aplicación de la ley y de encausar los decretos reglamentarios para que el espíritu legislativo sobre los equipos de fútbol no se desvíe. Según el concepto del Consejo de Estado, a los dueños de mostrar como los que mencioné antes, que además han sido los verdaderos mecenas de nuestro fútbol, no les va a interesar seguir sacando plata de su bolsillo cuando las crisis aparezcan. Por eso la urgencia de sacar adelante la nueva ley que convierte los equipos en sociedades anónimas. La empresa privada, las multinacionales y los poderosos de bien son los llamados a salvar el oscuro fútbol colombiano. Que lleguen muchos Char, Postobones, Camargos y Arangos para encausar un negocio que entre más dinero le entra más paupérrimo es. Pero que sean abrigados por la Ley del Deporte que hoy es un retazo de buenas intensiones sin norte ni sentido que le da mil opciones de maniobra a los que solo buscan beneficios particulares. Si nuestros directivos quieren dormir tranquilos, lo mejor es que apuren la intervención de las autoridades para que el control y la trasparencia en el fútbol estén presentes lo más rápido posible, pues de lo contrario los malhechores seguirán sacando pecho y escondiendo cara con la pelota.




