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El sueño de Pasarella de entrenar en Italia se convirtió en pesadilla

El sueño de entrenar en Italia del ex seleccionador argentino Daniel Passarella, un "duro" como futbolista y técnico, se convirtió en una verdadera pesadilla después de cinco derrotas consecutivas, balance que le ha costado el cargo en el Parma.

ROMA.--- El sueño de entrenar en Italia del ex seleccionador argentino Daniel Passarella, un "duro" como futbolista y técnico, se convirtió en una verdadera pesadilla después de cinco derrotas consecutivas, balance que le ha costado el cargo en el Parma.
La directiva del equipo en el que militan los argentinos Roberto Sensini y Matías Almeyda destituyó ayer, martes, a Passarella, que el pasado domingo había sumado la quinta derrota consecutiva en la Liga, una marca sin precedentes en Italia.
Passarella, de 48 años, se hizo cargo del Parma el pasado 6 de noviembre tras el despido seis días antes del técnico Renzo Ulivieri, que en los ocho partidos disputados hasta entonces en la Liga había obtenido un triunfo, cinco empates y dos derrotas.
Con el ex seleccionador argentino, que comenzó a dirigir el equipo emiliano en la undécima jornada, el Parma no ha puntuado en ningún partido y ahora marcha penúltimo. Además, en los cinco encuentros sólo ha anotado cinco goles y ha encajado 13.
Pese a los peores números de su historia en la Liga, el Parmaestá clasificado para los cuartos de la Copa de Italia y los octavos de la UEFA, donde juega tras caer eliminado en la primera ronda de la Liga de Campeones.
En la víspera de la destitución, Passarella se mostraba confiado: "cuando acepté este cargo sabía que no era fácil, pero no tengo temor, aunque se que los resultados son al final los que mandan".
Tenía razón. Los resultados mandaron y Passarella ha sido sustituido provisionalmente por Gedeone Carmignani, el segundo entrenador con Ulivieri.
Passarella ha sido entrenador del River Plate argentino y seleccionador de su país y de Uruguay, de donde salió por la puerta trasera al dimitir este año en un momento clave de las eliminatorias del Mundial 2002, competición para la que los uruguayos se clasificaron posteriormente.
Quienes le trataron en aquellos momentos, y ante el futuro traslado a Italia, coincidieron en que "El Kaiser", como le llaman en Argentina, estaba "más reflexivo y menos impulsivo" y que esperaba "con ansiedad" la posibilidad de dirigir en Italia, país en el que triunfó como jugador.
Como técnico fue tres veces campeón argentino con el River en la temporada 1989-90 y los torneos Apertura de 1991 y 1993, y con la selección argentina ganó el oro de los Panamericanos de Mar del Plata'95 y la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Atlanta'96.
Antes, fue defensa del River Plate (1974-81 y 1988-89), equipo con el que ganó siete campeonatos de Liga. Se proclamó campeón mundial con Argentina en 1978 y 1986, aunque en ésta última ocasión no jugó un sólo partido, y destacó como zaguero central del Fiorentina (1982-86) y el Inter de Milán (1986-88).
En su etapa como futbolista se lo recuerda como uno de los defensas más goleadores de la historia, ya que anotó 187 tantos, de ellos 112 en los torneos argentinos, 50 en total con el Fiorentina y el Inter y 25 con la selección de su país.
Su fuerte personalidad, su condición de ordenador de la defensa, su empuje y sus certeros remates fueron los factores destacados de su estilo como futbolista. En 1978 fue un símbolo de la selección argentina que ganó el Mundial, de la cual fue su capitán.
Lo positivo de su carrera como entrenador fue haber formado una camada de jugadores jóvenes que sumaron experiencia en la selección argentina, de la cual son estrellas en estos momentos, como Roberto Ayala, Hernán Crespo, Marcelo Gallardo y Matías Almeyda, entre otros.
Pero con esos mismos jugadores, y otros de gran predicamento en el fútbol argentino, tuvo una actitud conservadora en el Mundial de Francia'98 cuando Argentina se enfrentó a Holanda en los cuartos de final y quedó fuera de competición.
La prensa argentina coincidió en aquella oportunidad en que a Passarella le faltó "audacia", a tal punto de que no se atrevió a alinear en el encuentro disputado en Marsella a Gallardo, el jugador más creativo de aquella selección.
Sus choques con Diego Maradona, con quien no tiene relación desde el Mundial de México'86, cuando el entonces seleccionador Carlos Bilardo designó capitán a "Pelusa"; con Fernando Redondo, quien asegura que Passarella le convocó a la selección con la condición de que se cortara el cabello, y su desinterés por alinear en la selección a Gabriel Batistuta, a quien ya había dado de baja en el River Plate en 1990, marcaron su polémica trayectoria como entrenador.
Dos figuras emblemáticas del fútbol uruguayo, Enzo Francéscoli y Hugo de León, calificaron este año de "traidor" a Passarella cuando éste abandonó la selección de su país en plena disputa de las eliminatorias.
Fue un eslabón más en una carrera como entrenador, dominada porsu fuerte personalidad, que generó más choques, situaciones irritantes y discusiones que resultados positivos

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