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Primeras cien obras donadas por Botero llegan a Bogotá

Un centenar de obras de arte de grandes maestros del arte universal de casi dos siglos y del pintor colombiano Fernando Botero se encuentran ya en Bogotá, a la espera de ser ubicadas en el museo que acogerá, antes de finalizar este año, una millonaria donación hecha por el artista a su país.

BOGOTA.---- Un centenar de obras de arte de grandes maestros del arte universal de casi dos siglos y del pintor colombiano Fernando Botero se encuentran ya en Bogotá, a la espera de ser ubicadas en el museo que acogerá, antes de finalizar este año, una millonaria donación hecha por el artista a su país.
Las piezas forman parte de un total de 175 obras que el pintor y escultor de figuras obesas regaló a Bogotá, conocidas ya como la "Donación Botero" y, aunque el artista se resiste a ponerle precio a la colección, para los expertos el obsequio puede llegar a valer 200 millones de dólares.
Las cien obras llegadas de Europa se encuentran en los depósitos de la biblioteca "Luis Angel Arango", un complejo cultural enclavado en el casco histórico de Bogotá, en el que se está acondicionando un edificio especial con las medidas de seguridad y comodidad que la colección exige.
La "Donación Botero", exhibida hace poco en Madrid, consta de 88 obras de más de sesenta maestros del arte.
Igualmente, cuenta con 87 del propio artista, nacido en la ciudad colombiana de Medellín en 1932, y que desde hace varias décadas reside entre Nuerva York, París y Pietrasanta (Italia), donde instaló el taller del que han salido las inmensas esculturas de bronce que se han exhibido en avenidas de varias ciudades de América y Europa.
Botero se desprendió de lo que atesoró durante su vida: obras de Touluse-Lautrec, Renoir, Monet, Degas y Matisse; otros más recientes como los españoles Pablo Picasso, Salvador Dalí y Joan Miró; Marc Chagall y Max Ernst, que serían fácilmente vendidos en casas de subastas de Londres y Nueva York por millones de dólares.
También hay trabajos de latinoamericanos como Rufino Tamayo, Roberto Matta, Wilfredo Lam y Joaquín Torres García.
La "Donación Botero" está formada por preimpresionistas (Jean Baptiste-Camille Corot, Eugene Boudin y Camille Pisarro), impresionistas (Pierre Auguste Renoir, Claude Monet, Henri de Toulouse-Lautrec, Gustave Caillebotte, Edgar Degas, Alfred Sisley y Guillaumin), fauvistas (Henri Matisse, Georges Roualt, Albert Marquet y Kees van Dongen), y expresionistas (Emil Nolde, Oskar Kokoschka, Max Beckmann y George Grosz).
Además, hay obras de los llamados "profetas" (Edouard Vuillard, Pierre Bonnard, Aristide Maillol), de la Escuela de París (Chaim Soutine, Balthus, Jean Dubuffet, Marc Chagall y Jacques Lipchitz), cubistas (Georges Braque, Fernand Léger y Henri Laurens) y surrealistas (Dalí, Max Ernst, André Masson, Alberto Giacometti, Paul Delvaux, Joan Miró, Giorgio de Chirico, Roberto Matta y Wilfredo Lam).
De los llamados "secesionistas de Viena" (Gustav Klimt), abstractos (Antoni Tápies, Frank Stella, Willem de Kooning, Serge Poliakoff, Asger Jorn), y de "otros modernos": Pablo Picasso, Henry Moore, Julio González, Francis Bacon, Rufino Tamayo, Sonia Delauny, Francisco Toledo, Lucien Freud y de su propia esposa, la escultora griega Sophia Vari.
Por último, exponentes del constructivismo (Joaquín Torres García), del arte cinético (Alexander Calder), y de "otras tendencias" (George Motherwell, Alex Katz, Anthony Caro, Giacomo Manzu, Robert Raushenberg, Richard Estes, Kitaj R.B., Miguel Barceló, Neil Welliver, Manolo Valdés y Jean Ipustegui).
Botero también fue generoso con su Medellín natal, a la que, no contento con haber obsequiado hace varios años 32 pinturas y 16 esculturas, entregará ahora 43 óleos y veinte dibujos realizados entre 1976 y 1988, que se colgarán en el Museo de Antioquía, para cuya adecuación giró un cheque por un millón de dólares.
Como las donaciones de Fernando Botero iban destinadas a museos privados, el maestro tenía que pagar un impuesto de 16 por ciento más una tarifa por material cultural importado de 20 por ciento, polémica que se saldó con un decreto especial del Gobierno.
Fernando Botero ha dicho que siente tal satisfacción en hacerle el obsequio a Colombia, que no le importa que sus casas se queden con las paredes vacías.

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