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Feminicidios y acoso escolar, ¿qué está pasando con la violencia?

Panelistas consideran que las causas de la violencia están en estereotipos de género y roles impuestos en la sociedad.

Feminicidios y acoso escolar, ¿qué está pasando con la violencia?

Feminicidios y acoso escolar, ¿qué está pasando con la violencia?

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Hora 20

En Hora20 una oportunidad para hablar de varios hechos de violencia que se han presentado en los últimos días contra las mujeres y casos de maltrato escolar en varios colegios del país. Se analizaron las causas de la violencia, los motivos por los cuales niños y adolescentes están recurriendo a actos de violencia o las causas de los ocho feminicidios que han tenido lugar en la última semana. Después analizaremos por qué los programas, estrategias y planes parecen no tener ningún efecto en la práctica a la hora de reducir la violencia.

Durante la última semana el país ha vuelto a ser testigo de una nueva racha de violencia contra las mujeres y contra los niños, pues solo en la última semana se pueden contabilizar hasta ocho feminicidios: mujeres entre los 3 meses hasta los 59 años víctimas de la violencia que viene en distintas formas, muchas veces acompañadas de acoso u abuso sexual y en el que una buena parte terminan en la impunidad. Se estima que en el primer trimestre del año ya se contabilizaban 225 mujeres asesinadas, 29 casos más que el mismo periodo en 2021.

Por otro lado, precisamente en la semana que se celebra el Día contra el Bullying a nivel global, somos testigos de tres agresiones contra menores: en Manizales un menor de 14 años terminó herido en sus genitales cuando un grupo de compañeros del colegio Granadino intentaban empalarlo, aunque a través de un comunicado el abogado de la familia del menor, indicó que este no sería el término apropiado para hablar del actor de violencia. En Medellín en el Cefa, una menor fue discriminada por su color de piel, mientras que en Envigado le prendieron fuego al cabello de un estudiante. Se estima que en el país entre enero del 2020 y diciembre del 2021 se registraron 8.981 casos de matoneo según Bullying sin Fronteras, mientras que el Laboratorio de Economía en la Educación publicó un informe en el que con datos recolectados en las pruebas Pisa del 2018, se ubica a Colombia como el segundo de diez países de la OCDE en la región con más casos de Bullying, pues el 32 por ciento en una encuesta dijo haber sido víctima de matoneo.

A pesar de contar con leyes como la Rosa Elvira Cely para enfrentar los feminicidios o con la ley 1620 del 2013 que establece la Ruta de Atención Integral y crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la violencia no cesa y cada vez parece ganar un grado de crueldad, pues en la ley están establecidos los mecanismos, rutas de atención, y tipificación de delitos para enfrentar la violencia, sin embargo, en la práctica el panorama parece ser diferente.

Lo que dicen los panelistas

Adriana Villegas, periodista, profesora universitaria y columnista en La Patria, planteó que no se está ante problemas nuevos, pues cree que el cambio está en que hoy son visibles y se habla de violencias, aunque recuerda, que estas conductas siempre han existido. “Si hablamos más del tema es porque le tenemos nombre y ya no solo decimos que se la “montaron”, hoy tenemos un nombre para definirlo”, agregó que asuntos como la pandemia y el encierro, así como la presencia de las redes sociales son aspectos que hoy van ligados al matoneo.

Resaltó que más allá de la violencia física, es importante aclarar que hay violencias simbólicas y del lenguaje que usualmente pueden ser minimizadas, pero advierte que son peligrosas por los efectos que puede tener.

Santiago Vargas, sociólogo y columnista, explicó que el matoneo se entiende como el uso del sufrimiento ajeno para acceder a posiciones de poder o liderazgo dentro de un determinado grupo social, agregó que dentro del matoneo hay también cuatro actores: victimarios, víctima, espectadores ante quienes se hace el acto de matoneo y, por último, las autoridades e instituciones. También comentó que los patrones de las víctimas son muy similares pues están relacionados con asuntos de género, raza, clase social o por su familia, “se mueve bajo el binario de lo normal y lo anormal; por eso es importante identificar víctimas para saber en cuáles concentrarnos”.

De otro lado, comentó que los estereotipos terminan siendo los que legitiman tanto el matoneo en los colegios como los feminicidios, “estamos aferrados a estereotipos sagrados que no queremos derrocar con estereotipos de género de familia, entonces quien no es normal y quien no se ajusta se vuelve blanco de ser víctima”, manifestó.

María Camila Correa, abogada, profesora de derecho penal, integrante de Red ALAS, planteó que tanto lo ocurrido con bullying como los feminicidios tienen una relación con la construcción social, pues señala que debajo de esta situación radica siempre el prejuicio, “es el hecho de que nos han enseñado que hombre y mujeres tienen comportamientos de cierta forma y debemos alejarnos de otros y quien se sale del cajón del estereotipo asignado es anormal”. Advirtió que la violencia contra la mujer siempre ha existido y que, en medio del auge del movimiento feminista, es cuando más visible se vuelve la violencia, “entre más visible más nos damos cuenta no es que casos aumenten, es que estaban escondidos y por eso crear soluciones, pero el tema está en la base. Es lo mismo de bullying, mientras a las mujeres nos vean como inferiores o al cuerpo como zona de disfrute y zona de placer de los hombres, esto no va a cambiar porque es lo que se aprende y enseña cada generación”.

Por otro lado, agregó que debe haber una lectura distinta a la de las leyes, pues cree que mientras no haya cambio social y se deje de pensar que la única solución es la cárcel, no se va a dar el cambio, ya que considera que el componente pedagógico es fundamental para avanzar.

Matilda González, abogada y exalumna del colegio Granadino, contó desde la experiencia que en su época como estudiante había una cultura del silencio en el que se normalizaban los comportamientos de violencia. Recordó que en su momento fue victimaria y que entonces el colegio tomó acciones, pero advierte que esta no era la regla general, “porque está normalizado; no es solo entre estudiante y estudiante, es hacia profesores y en particular si pertenecen a otra clase social”.

Planteó que la violencia se debe entender también como un lenguaje que se aprende, “como una forma de relacionarse y ahí se convierte en un lenguaje”.

Desde su experiencia, Willington Gómez, rector Colegio de la Bici, contó que la escuela que dirige se pensó desde la perspectiva de dar herramientas a los niños para que ellos vivan en un entorno en el cual se rompa con estereotipos de género, pues cree que, al lograr fortalecer la equidad de género, se puede tener una mejor sociedad. Planteó que esta situación pasa por dar empoderamiento a la mujer, cambiar las reglas tradicionales y tener respeto por la diversidad y la equidad. Sobre el acoso, comentó que no todo el peso cae en el victimario, pues advierte que hay un entrono y unos espectadores que hacen parte y permiten que se dé el matoneo.

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