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El secreto de los girasoles: ¿Por qué siguen al sol cada día? Estudio explica

Este movimiento solo se manifiesta cuando el tallo es lo suficientemente flexible para responder al ciclo del día y la noche.

Cultivo de girasol - Imagen de referencia

Cultivo de girasol - Imagen de referencia(Foto: Getty Images)

Durante años, distintos grupos de investigación han intentado explicar por qué los girasoles parecen moverse siguiendo el recorrido diario del sol. Lo que comenzó como una simple observación cotidiana, realizada por campesinos, se convirtió en una pregunta botánica sobre el desarrollo y el comportamiento de las plantas.

El fenómeno, conocido como heliotropismo, describe la capacidad de ciertos organismos de modificar su orientación en respuesta a la luz. En el caso del girasol, este movimiento solo se manifiesta durante su etapa temprana, cuando el tallo es lo suficientemente flexible para responder al ciclo del día y la noche.

Por otra parte, estudios dirigidos por investigadores de la Universidad de California, Davis, demostraron que las oscilaciones del tallo están controladas por ritmos circadianos, que regulan el crecimiento diferencial hacia uno u otro lado.

A medida que la planta madura y la flor alcanza su tamaño definitivo, la estructura pierde plasticidad y adopta una posición fija orientada hacia el este. Esta orientación estratégica no es casual, ya que permite que las flores se calienten con mayor rapidez al amanecer, lo que incrementa la llegada de polinizadores y mejora su éxito reproductivo.

¿Qué revelaron los estudios académicos sobre su ‘ritmo circadiano’?

Una investigación de la Universidad de California marcó un punto de inflexión en la comprensión del heliotropismo del girasol al revelar con precisión cómo estas plantas coordinan su movimiento diario.

El equipo científico demostró que el ritmo circadiano, el reloj biológico interno que regula múltiples procesos fisiológicos, controla la elongación alternada en los dos lados del tallo.

Por medio de este crecimiento diferencial, la planta puede inclinarse gradualmente y seguir la trayectoria solar desde el amanecer hasta el atardecer. Para confirmar el mecanismo, los investigadores desarrollaron experimentos con girasoles inmovilizados y con distintos niveles de iluminación artificial que alteraban el patrón natural del día.

De esta manera, las plantas restringidas mostraron un desarrollo más limitado y una menor eficiencia en su crecimiento. Este hallazgo confirmó que el seguimiento activo de la luz solar no es solo un rasgo llamativo, sino un componente esencial del desarrollo óptimo del girasol, indispensable para maximizar su producción de energía y su capacidad de adaptación.

¿Qué otras especies y ecosistemas comparten este fenómeno?

Aunque el girasol común es la especie más reconocida a nivel global, y un referente agrícola destacado por su alta producción de semillas y aceite, el heliotropismo no es un comportamiento exclusivo de esta planta.

Tenga en cuenta que en diversos ecosistemas, múltiples especies muestran la misma capacidad de orientarse hacia el sol para optimizar su energía y favorecer su reproducción.

Entre ellas se encuentran las amapolas árticas, que aprovechan cada instante de luz en regiones de baja radiación; ciertas variedades de ranúnculos, que ajustan su posición para mejorar la temperatura de sus flores; y cultivos como la alfalfa y la soya, cuyo movimiento les permite maximizar la fotosíntesis.

Adicionalmente, hierbas silvestres como los dientes de león exhiben esta respuesta luminosa. Hay áreas en las que existen especies nativas de girasol, incluyendo el de dientes de sierra, el de bosque y el de pradera, que amplían la diversidad del heliotropismo y evidencian cómo este comportamiento se adapta a distintos hábitats y condiciones ambientales.

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