“Nos dijeron que comprar un poco de voladores y que los echáramos para desterrarlo” William Torres
Habitantes aseguran que la única solución propuesta por la autoridad ambiental fue echar pólvora para espantar a los osos, pese a las pérdidas que ya enfrentan los campesinos.

Habitantes aseguran que la única solución propuesta por la autoridad ambiental fue echar pólvora para espantar a los osos, pese a las pérdidas que ya enfrentan los campesinos.
Labranzagrande
La vereda El Salitre, en Labranzagrande (Boyacá), atraviesa un conflicto entre la comunidad y la fauna silvestre tras la llegada recurrente de cuatro osos andinos que, según los campesinos, han atacado y matado animales de granja. Los habitantes aseguran que la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquía (Corporinoquia) llegó tarde y propuso medidas que consideran improvisadas y peligrosas para la producción local.
La comunidad reportó a tiempo el ataque de uno de los ejemplares, pero la presencia de funcionarios en la zona se produjo casi diez días después, según los testimonios. A su llegada, afirman, la única recomendación fue el uso de pólvora para ahuyentar a los osos, una propuesta que generó rechazo entre los productores.
William Torres, uno de los afectados, relató la situación. “Nos dijeron que comprar un poco de voladores y que los echáramos para desterrarlo. Les dije: ‘es que de eso no se trata’. Les decía: ‘ustedes, ¿por qué no tienen una plata y el oso, como es bien pendejo para comer, se está ahí comiendo; uno le puede tomar fotos, lo que sea; pues páguenle la vaca a ese hombre, dejen ese animal quieto en lugar de mañosarlo’”.
Torres dijo que la indicación fue repetir la táctica “por la mañana y por la tarde”, y cuestionó el desconocimiento de la entidad sobre las consecuencias: “Yo soy dueño de cerca de 150 hectáreas de monte; si yo me pongo a echar pólvora como un loco, claro que voy a dañar a los animalitos y los míos explicó. Yo tengo bastantes ovejas; yo, como un loco echando pólvora… y la opción de ellos fue esa; no me dijeron más nada”.
El campesino también denunció falta de recursos logísticos y administrativos en Corporinoquia: “Comentaron que no tenían plata ni para moverse. Yo les dije: ‘¿cómo es posible que vengan a llevarse tanta plata y no tienen plata para venir? Ni carro tenían’. Para mover el oso se necesita casi un contenedor, pero ni para mover un perro, porque la osa pesa casi unos 300 kilos”.
Sobre los daños concretos, Torres afirmó que en la inspección solo hallaron parte de la res: “De pronto la que estaba aquí era la osa, porque solo encontramos el cuero de la res, las patas y la porra; de resto no encontramos ni huesos”.
“A estos osos yo los mantengo hasta donde pueda, pero hay gente que solo tiene una vaquita advirtió; vaya y se la apachurre, esa gente sí lo manda a matar”.
Pese a las pérdidas, la comunidad reconoce que durante años convivió con los osos sin mayores problemas: “Nosotros llevamos ya cinco años conviviendo con ellos; no nos habían hecho daño porque allá siempre hay un señor que siempre siembra maíz y les deja una hectárea para ellos”, explicó Torres, quien agregó que en esta oportunidad la tensión aumentó porque el animal mato a varios de sus animales: “Lo tuve a cinco metros, lo encontré muy cerca comiendo. Nosotros siempre estamos enrebolvados (armados) en las fincas; si quisiera lo mato y no digo nada, pero ese es un daño que nos estamos haciendo”.
Torres hizo además un llamado por soluciones claras “Yo le dije a los funcionarios de Corporinoquia: ustedes deberían tener una opción, tener una platica; de listo, mataron una vaquita, hay evidencia, pues pagarle la vaca. Pero solo dicen que no hay plata”. Sobre la propuesta de pólvora, el poblador expuso otra inquietud: “Yo les dije: ‘¿y el trago? Porque lo que voy a hacer es una fiesta en la finca; ¿cómo me voy a poner a echar voladores donde hay animales? Hasta el ganado se me mañosea, eso no lo piensa esa gente’”.
Mientras tanto, los campesinos de El Salitre piden que se proteja la especie reconocida por su valor ambiental y, al mismo tiempo, que se garantice la seguridad y el sustento de las familias que dependen del ganado. “Yo les dije: ‘ustedes nunca han aguantado hambre, porque el oso también; ¿por qué no tiene derecho de tomar a un animalito de esos?’ Pero bueno, la única opción que propusieron fue echarle pólvora”, concluyó William Torres.



