Un héroe sin armas: la historia del soldado que salva vidas en medio de la guerra
El militar risaraldense es reconocido por su agilidad y valentía para enfrentar operaciones en terrenos hostiles, donde la diferencia entre la vida y la muerte depende de segundos.

Colombia
La historia es la de Robinson Flórez, un soldado profesional de 37 años con más de 17 de servicio en las Fuerzas Especiales, a quien el Ejército describe como “un héroe sin armas” por su entrega como enfermero de combate en misiones de alto riesgo.
Flórez, es conocido como “el Chamán”, es reconocido por sus compañeros por la habilidad de encontrar soluciones médicas en medio de la adrenalina de las operaciones militares, incluso con recursos limitados.
El trabajo de los enfermeros de combate en misiones secretas es fundamental para el desenlace de las operaciones, ya que salvan la vida de soldados gravemente heridos en combates y emboscadas.
Afirmó que una de las partes más difíciles de ser enfermero de combate, tiene que ver con su familia, y con lo que es trabajar en un ambiente hostil todo el tiempo.
“A mis papás les digo mentiras, yo nunca les digo cuando entro a trabajar, porque eso es de pronto ponerlos en ese momento de zozobra, incertidumbre, pero a mi esposa sí le digo porque ella es la que debe saber en caso de que vuelva o no vuelva, y ella es la que tiene que informarles a ellos”, afirmó.
Flórez participó en la recordada Operación Esperanza, en la que fueron rescatados los cuatro niños indígenas que permanecieron 40 días perdidos en la selva del Guaviare tras un accidente aéreo. Allí, su conocimiento y persistencia resultaron vitales para garantizar la supervivencia de los menores.

Soldado Robinsón Florez, enfermero de combate.
El soldado Florez, habló de algunos casos que le han marcado la vida: “Un caso en el que hemos tenido niños quemados, un niño quemado que por ejemplo se le caía la piel de la espalda, entonces nos tocaba hacer el lavado y arrancar en los pedazos de piel de piel muertos”.
El Comando de Fuerzas Especiales lo describe como un lancero, paracaidista y experto en salto libre, cuya mayor arma no es un fusil, sino el botiquín que siempre lleva consigo.
“Prepararse ante lo inesperado puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”, resalta la institución sobre su misión en los campos de combate.




