Corte ordena que crímenes contra periodistas se investiguen aplicando perspectiva de censura
La Sala Penal dejó en firme la condena de 58 años de prisión para el asesino del periodista de Caquetá, Luis Antonio Peralta Cuéllar.

Medios de comunicación, imagen de referencia. Foto: Getty Images. / SimpleImages
JUSTICIA
La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia estableció un precedente en la investigación y juzgamiento de personas vinculadas a crímenes de periodistas en Colombia.
El despacho del magistrado José Joaquín Urbano casó la sentencia de segunda instancia y dejó en firme la condena de 58 años de prisión contra el asesino del periodista Luis Antonio Peralta Cuéllar y su esposa en 2015.
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Este análisis se hizo pues el hijo de las víctimas apeló que Tribunal Superior de Florencia eliminara el agravante contra el asesino al considerar que no todo homicidio de un periodista es con ocasión de su labor.
Perspectiva de censura
La Corte identificó que los funcionarios judiciales tienen que reconocer el histórico y cíclico patrón criminal de ataques contra periodistas e incorporar la perspectiva de censura en sus decisiones.
Es decir, tener en cuenta cualquier tipo de presión directa o indirecta para intentar que el periodista sea silenciado.
“En Colombia, el ejercicio del periodismo de control social suele desencadenar amenazas que promueven la autocensura y, ante su negativa, los interesados en silenciarlo recurren al convenio ilícito con personas al margen de la ley para ejecutar atentados contra su integridad, su libertad o su vida. Este ciclo termina con un manto de impunidad sobre los determinadores responsables", indicó la Sala.
¿Qué le paso al periodista Luis Antonio Cuellar?
Una tarde de febrero de 2015, el periodista Luis Antonio Peralta Cuéllar y su esposa salían de la sede de la emisora Linda Estéreo, de la que eran propietarios, ubicada en El Doncello, Caquetá.
El asesino se bajó de la motocicleta que conducía su compañero, disparó en contra de la pareja y huyó. Los dos murieron por las heridas ocasionadas en el ataque.
Peralta ya había sufrido atentados por cuenta de su labor social en la región y al final fue silenciado por los violentos.
“El periodista ejercía su labor en la emisora local de su propiedad, en la que dirigía un programa de control social al gobierno local, por lo que soportaba un riesgo superior. Cuatro años atrás su emisora sufrió un atentado con explosivos y unos días antes de su muerte él recibió amenazas, lo que indica que el riesgo se incrementaba en época electoral. Como el periodista no se autocensuró, los interesados en silenciarlo hicieron un convenio ilícito para censurarlo definitivamente", relató la Corte.




