¿Beber gaseosas sin azúcar también aumenta el riesgo de diabetes? Esto dice estudio
Los investigadores advierten que este hallazgo plantea preguntas relevantes sobre la seguridad a largo plazo de los edulcorantes artificiales.

Gaseosa. / caracol radio. (pixabay.)
Un estudio conjunto de la Universidad Monash, la Universidad RMIT y el ‘Cancer Council Victoria’, publicado en ‘Diabetes & Metabolism’, analizó durante casi 14 años los hábitos de más de 36.000 adultos australianos.
Los investigadores descubrieron que consumir diariamente una sola lata de gaseosa endulzada artificialmente eleva el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 38 %.
Sorprendentemente, esta cifra supera el riesgo asociado al consumo de bebidas azucaradas convencionales, que fue del 23 %. El hallazgo contradice la creencia extendida de que los edulcorantes artificiales representan una opción más saludable frente al azúcar.
Según los autores, estos resultados sugieren que los efectos metabólicos de los edulcorantes pueden ser más complejos de lo que se pensaba, influyendo en la respuesta del organismo a la glucosa y en la regulación del apetito.
Adicionalmente, el estudio resalta la necesidad de revisar las recomendaciones sobre el consumo de bebidas con edulcorantes y de profundizar en la investigación para comprender mejor su impacto a largo plazo en la salud metabólica.
¿Cuáles son los riesgos más allá del azúcar?
El doctorando Robel Hussen Kabthymer señaló que consumir una o más bebidas endulzadas, ya sea con azúcar o con sustitutos artificiales, está vinculado a un aumento significativo en la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2.
Este riesgo no se limita únicamente a quienes consumen azúcares tradicionales, sino que también afecta a quienes optan por versiones ‘sin azúcar’ o ‘dietéticas’.
Por su parte, la profesora Barbora de Courten destacó que, si bien la relación entre las bebidas azucaradas y la diabetes suele atribuirse principalmente a la obesidad, el vínculo observado con las bebidas endulzadas artificialmente permaneció sólido incluso tras ajustar los datos por peso corporal.
De esta manera, se sugiere que podría existir un efecto directo de estos edulcorantes sobre el metabolismo, más allá de su influencia en el peso.
Los investigadores advierten que este hallazgo plantea preguntas relevantes sobre la seguridad a largo plazo de los edulcorantes artificiales y refuerza la necesidad de moderar el consumo de cualquier tipo de bebida endulzada.
¿Cuáles son las Implicaciones para la salud pública, frente a este descubrimiento?
De Courten afirmó que los hallazgos deben tenerse en cuenta al formular políticas de salud pública. Si bien, la profesional respaldó medidas como los impuestos a las bebidas azucaradas para reducir su consumo, advirtió que no basta con enfocarse únicamente en estas.
Por otra parte, los investigadores plantean un enfoque integral que priorice la educación sobre hábitos de hidratación saludables, incentivando el consumo de agua y bebidas sin aditivos.
Del mismo modo, la magnitud del problema es preocupante: la diabetes tipo 2 afecta actualmente a 1,3 millones de australianos y a más de 500 millones de personas en todo el mundo, en su mayoría como consecuencia de patrones alimentarios y estilos de vida poco saludables.
Finalmente, ante este panorama, las estrategias de prevención deben ir más allá del azúcar y abordar cualquier producto que altere el metabolismo.



