“Saben que nuestros soldados jamás van a disparar contra un civil”: segundo comandante del Ejército

Este 23 de junio, mediante la Operación Justicia, el Ejército recuperó a los 57 soldados que habían sido secuestrados por integrantes de la estructura Carlos Patiño, en hechos que, según el general Erick Rodríguez, segundo comandante de la institución, evidencian la forma como los grupos armados organizados instrumentalizan a la población civil para obstaculizar la acción de la Fuerza Pública.

En entrevista con Caracol Radio, el general Rodríguez confirmó que los militares rescatados se encuentran bien de salud, pese a haber presentado niveles de deshidratación, normales para operaciones en terreno.

“Afortunadamente, nuestros hombres están de regreso sanos, salvos, con la moral en alto, más comprometidos que siempre en este propósito de construir país y proteger a los colombianos”, afirmó.

El oficial explicó que, tras la Operación Perseo, la estructura Carlos Patiño de las disidencias perdió capacidad militar y territorial, por lo que recurre a presionar a comunidades vulnerables que dependen económicamente de actividades ilícitas como la minería ilegal y los cultivos de coca.

“Esta estructura ya no se moviliza en vehículos ni con armas visibles; ahora constriñen a la población civil, que vive de la minería ilegal o de la coca, actividades controladas por ellos, y les imponen miedo bajo amenaza de muerte o desplazamiento”, detalló el segundo comandante del Ejército.

Rodríguez enfatizó en que los soldados respetan de manera estricta los derechos humanos de la población, lo que es aprovechado por estas organizaciones para rodear a las tropas con civiles y forzar su desplazamiento o retención.

“Allí pueden rodear a los soldados porque saben que nuestras tropas nunca van a disparar contra un particular”, explicó.

¿Qué se sabe de los capturados?

Durante la operación de rescate se capturaron 35 personas, algunas de las cuales, según el general, serían integrantes de la estructura armada infiltrados entre la población civil.

“De hecho, algunos les mostraban sus armas cortas, iban armados, con pistolas debajo de las chaquetas. Pero las tropas, nuestros soldados muy inteligentemente, muy profesionalmente sabían que no podían abrir fuego en esas circunstancias porque había mucha más población civil que bandidos y seguramente no se podría controlar un daño colateral”, afirmó.

Rodríguez advirtió que estos secuestros y asonadas no son hechos aislados, sino una táctica recurrente: “Este año llevamos 18 asonadas, de las cuales tres han derivado en secuestros de tropas o policías, siempre en zonas cocaleras o de minería ilegal”, precisó.

Finalmente, el general hizo un llamado a la justicia para que estos delitos no queden impunes y se conviertan en una práctica sistemática que debilite la autoridad estatal.

“No podemos permitir que la autoridad sea puesta en entredicho ni que la Policía o el Ejército tengan que retroceder ante el delito. Es un problema de Estado y de nación”, concluyó.