Montería

“Si me pasa algo, la sociedad sabrá quiénes son los responsables”: rector de Universidad de Córdoba

Jairo Torres Oviedo reveló que enfrenta una persecución sistemática con más de 25 demandas judiciales y difamación estudiantil pagada, en medio del proceso de reelección rectoral.

Jairo Torres, rector de Unicórdoba.

Jairo Torres, rector de Unicórdoba.

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En una tensa rueda de prensa, el rector de la Universidad de Córdoba, Jairo Torres Oviedo, expuso ante los medios lo que calificó como “una persecución sistemática” que escaló a amenazas contra su vida y una campaña de difamación orquestada.

El directivo, en ejercicio desde 2015, detalló una cronología de hostigamientos que incluyen acciones legales fallidas y ahora estrategias de desprestigio vinculadas al proceso de reelección.

Torres Oviedo contextualizó que, tras sobrevivir a más de 25 demandas ante el Consejo de Estado, la Procuraduría y la Fiscalía, todas falladas a su favor, sus opositores habrían recurrido a tácticas de estigmatización.

El detonante actual sería la reforma estatutaria aprobada hace un mes por el Consejo Superior, que eliminó el límite de reelecciones para el cargo rectoral. “Este acto autónomo se ha usado como bandera de ataque, cuando jurídicamente tengo derecho a participar”, afirmó.

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La situación escaló esta semana cuando estudiantes denunciaron la distribución programada de 5.000 plegables difamatorios en la Feria Ganadera, supuestamente financiados para instrumentalizar alumnos.

Esto se suma a un video viralizado la semana pasada donde encapuchados lo atacaban con lenguaje de odio.

Me tratan de criminal, asesino y corrupto en aulas, pero esos profesores se esconden en asambleas”, denunció el rector, quien interpuso denuncia penal por el video y una tutela para proteger su honra.

Sin medidas de protección

Pese a reconocer el riesgo –“soy el único funcionario de alto rango sin escolta”–, Torres Oviedo descartó medidas de protección: “Si me sucede algo, responsabilizo a quienes siembran este odio”.

Reveló que evita vida social y se limita a sus rutinas laborales y académicas. “Mi única adicción es leer y escribir. La Universidad debe transformar vidas, no ser escenario de vendettas”, concluyó, insistiendo en que cualquier aspiración rectoral debe dirimirse en debates institucionales, no mediante campañas de desinformación.

El caso queda ahora en manos de la Fiscalía, que investigará las evidencias presentadas sobre la presunta contratación de estudiantes para difamar al rector, en lo que se perfila como un episodio crítico para la autonomía universitaria en medio del proceso electoral interno.

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