Tunja

Chiquinquirá conmemora 35 años del proceso de paz en el occidente de Boyacá

Una experiencia liderada por la Iglesia y las comunidades locales que transformó una región golpeada por la violencia en un territorio de reconciliación, desarrollo y esperanza

los 35 años del proceso de paz del occidente de Boyacá, una experiencia comunitaria única en Colombia

los 35 años del proceso de paz del occidente de Boyacá, una experiencia comunitaria única en Colombia

Chiquinquirá

La ciudad Mariana de Colombia, reconocida por su papel espiritual en el país, se convierte esta semana en el centro de una significativa conmemoración: los 35 años del proceso de paz del occidente de Boyacá, una experiencia comunitaria única en Colombia que ha logrado transformar una región golpeada por la violencia minera, el conflicto armado y el abandono estatal, en un territorio símbolo de reconciliación, desarrollo y turismo sostenible.

El evento, liderado por la Diócesis de Chiquinquirá, en articulación con autoridades locales, organizaciones sociales y comunitarias, se lleva a cabo con diversos actos simbólicos, encuentros académicos y celebraciones religiosas que resaltan el trabajo constante de más de tres décadas por la construcción de paz territorial.

Una paz nacida desde el territorio

Durante una transmisión especial de Caracol Radio, monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, obispo de la Diócesis de Chiquinquirá, recordó los orígenes del proceso:

“Este camino fue iniciado por cinco obispos que, ante la crudeza de la violencia en los años 80, decidieron no callar. Monseñor Alberto Giraldo, Álvaro Raúl Jarro, Héctor Gutiérrez y otros, incluidos nosotros, asumimos la tarea de tejer paz desde el territorio, de la mano con alcaldes, párrocos, rectores y líderes comunitarios. Hoy celebramos que el occidente de Boyacá ha cambiado profundamente”.

Resultados palpables: menos violencia, más desarrollo

Monseñor Sánchez destacó que el proceso ha reducido considerablemente los índices de violencia en la región.

“Hoy hay más violencia en otros lugares de Colombia que en nuestro occidente boyacense. Y eso ha sido posible gracias al diálogo, al trabajo conjunto y al desarrollo con justicia social”.

Un símbolo de esa transformación ha sido el impulso a proyectos productivos alternativos a la minería, como el cultivo de cacao. El obispo recordó que este producto, cultivado por asociaciones campesinas locales, fue premiado en Europa entre más de 90 países participantes.

Educación, infraestructura y tejido social: claves para la paz

El líder eclesiástico enfatizó que la paz se sostiene con educación y oportunidades. “Necesitamos que el Gobierno Nacional, departamental y local continúe invirtiendo en vías, infraestructura escolar y programas educativos. Es urgente una cátedra de paz permanente en los colegios, y seguir apoyando a los semilleros juveniles que hoy son los verdaderos ‘hijos de la paz’”, afirmó.

Un mensaje al país desde Boyacá

Frente al actual clima de polarización y confrontación que vive Colombia, monseñor hizo un llamado a la unidad nacional:

“Debemos dejar atrás los rencores, las divisiones y las envidias. Que, acatando el mensaje de Cristo, nos perdonemos mutuamente y abracemos la reconciliación. La paz no es solo ausencia de guerra, es desarrollo con equidad, respeto, verdad y justicia. Colombia necesita trabajar unida, desde lo local hasta lo nacional”.

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