Ciencia y medio ambiente

La relación entre la comida y la mente: un problema global que requiere atención

Le contamos los descubrimientos más relevantes de esta investigación liderada por la Universidad de Hawái y publicada en ‘Frontiers in Public Health’.

Comida y Salud, imagen de referencia (Getty Images).

Comida y Salud, imagen de referencia (Getty Images).

En principio, es importante resaltar que el descubrimiento central del estudio, realizado por la Universidad de Hawái en Mānoa, revela que la inseguridad alimentaria es el factor más determinante en la mala salud mental.

Publicado en ‘Frontiers in Public Health’, el estudio analizó datos de 2270 personas y encontró que el 39.6 % presentaba síntomas de depresión, el 14.7 % baja autoestima y el 4.2 % ideación suicida.

Esta investigación liderada por Ruben Juarez y Binh Le, junto con un equipo de ‘University of Hawaii Economic Research Organization’ y la Escuela de Medicina John A. Burns, identificó que la combinación de inseguridad alimentaria y condiciones de salud preexistentes agrava significativamente el riesgo de deterioro mental.

Cabe destacar que el problema se enfoca en que, pese a su gravedad, la inseguridad alimentaria no se ha tratado suficientemente como un problema de salud mental.

Los autores advierten que se necesita una respuesta estructural, ya que esta problemática afecta no solo la nutrición, sino también la resiliencia emocional y comunitaria.

El estudio también destaca factores protectores como el empleo y la percepción de seguridad comunitaria, que reducen la probabilidad de depresión.

De esta manera, se requiere una acción coordinada entre legisladores, profesionales de salud y organizaciones comunitarias para abordar causas profundas y mitigar las desigualdades en salud mental.

¿Cuáles fueron los hallazgos más significativos de esta investigación?

Debe considerar que la muestra de esta investigación fueron los adultos de Hawái, no obstante, este tipo de publicaciones ponen sobre la mesa la necesidad de comprender mejor, en diferentes territorios, cómo los factores económicos y sociales influyen directamente en la salud mental.

Además, Colombia lidera la lista de seis países de Latinoamérica que sufrieron inseguridad alimentaria en 2024. Por medio de un informe de la Red Global contra las Crisis Alimentarias, se reportó que hubo cerca de 20 millones de personas en esta situación.

Por primera vez en un territorio, se logra cuantificar el impacto de la inseguridad alimentaria como el elemento de mayor peso entre los determinantes de depresión, baja autoestima e ideación suicida.

Esta evidencia es importante porque muestra que la salud mental no puede abordarse de forma aislada del contexto económico y comunitario. La investigación posiciona la seguridad alimentaria no solo como un derecho básico, sino como un eje estratégico de salud pública, aspecto que debe ser considerado por los gobiernos del mundo.

En el contexto actual, marcado por las secuelas de la pandemia de COVID-19 y crecientes desigualdades sociales, estos resultados cobran más relevancia; el estudio ofrece un marco empírico para reorientar políticas públicas hacia intervenciones integrales que consideren empleo estable, acceso alimentario y percepción de seguridad comunitaria como pilares del bienestar emocional.

Adicionalmente, sugiere que las estrategias efectivas deben ser intersectoriales y adaptadas a las realidades locales. Al vincular datos cuantitativos con condiciones concretas de vida, por ende, esta investigación también proporciona las bases para una acción transformadora y urgente frente a las disparidades mentales persistentes en poblaciones vulnerables.

Lo que le pasó a Hawái

En el caso de Hawái se utilizó una metodología rigurosa con modelos de regresión probit y árboles de decisión de inferencia condicional, que fueron aplicados a una muestra representativa de más de 2000 adultos.

Esta aproximación permitió identificar con precisión 15 factores socioeconómicos y demográficos que influyen en la salud mental. Dentro de la muestra, quienes percibieron su comunidad como segura durante la pandemia tuvieron significativamente menor riesgo de depresión.

También vale la pena rescatar que el estado civil actuó como un factor protector, los resultados sugieren que las personas casadas o en una relación estable tienden a experimentar menores niveles de depresión, baja autoestima e ideación suicida en comparación con quienes están solteros, separados o viudos.

Finalmente, vale la pena acotar que estos elementos ofrecen claves para diseñar intervenciones más específicas y eficaces dirigidas a distintas poblaciones similares.

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen directo

Caracol Radio
Directo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad