Cartagena

Iglesia de Cartagena dio el último adiós al Papa Francisco con celebración eucarística

La eucaristía tuvo lugar en la Catedral Santa Catalina de Alejandría.

Arquidiócesis de Cartagena

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Cartagena

Se celebró en la Catedral Santa Catalina de Alejandría una Eucaristía en honor del alma del Papa Francisco, la cual estuvo presidida por Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, en compañía de parte del presbiterio arquidiocesano.

En el contexto de las Misas Novendiales, realizadas desde la ciudad del Vaticano, la Arquidiócesis de Cartagena se unió a la Iglesia en el mundo entero, en acción de gracias por la vida y el ministerio del Santo Padre. Así mismo, se pidió su intercesión por el cónclave que dará inicio el próximo 7 de mayo.

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El Papa de la Esperanza y la fraternidad universal

Desde los inicios de su magisterio, el Papa Francisco se destacó por su creciente humildad y su profunda entrega al pueblo, así lo destacó Monseñor Francisco Javier Múnera en su homilía.

Recordó la visita apostólica realizada a Colombia en el año 2017, donde el Sumo Pontífice animó a seguir los caminos de paz y de reconciliación. En aquel entonces, en su paso por Cartagena visitó la obra de la señora Lorenza Pérez, los programas de Talitha Qum y María Revive, recordando que el Señor actúa en medio de los más frágiles.

La preocupación del Papa cruzó fronteras, poniendo sobre la mesa temas de interés general como el cuidado de la Casa Común, como lo escribió en la encíclica “Laudato Sí” y en la exhortación apostólica “Querida Amazonía”.

Monseñor Francisco Javier Múnera también recordó la visita que tuvo un grupo de obispos con el Papa, en la cual participó (Visita Ad Limina Apostolorum 2023). Fue un diálogo abierto, espontáneo, sencillo. “Nos pidió no vivir en soledad y vivir las cercanías a Dios en la oración a los hermanos, en la verdad y la fraternidad de nuestros hermanos sacerdotes”, destacó.

Palabras de gratitud

En medio del sentido homenaje se realizó una ofrenda floral entregada por los niños de la Infancia Misionera. Así mismo, se ofrendó una canasta de alimentos no perecederos como signo de la solidaridad que tanto testimonió el Papa Francisco.

En las palabras de agradecimiento, se resaltó que el mejor legado que el Papa pudo dejar fue el de una esperanza “contagiosa”, que se expande por todos los pueblos y lleva la Buena Noticia del Señor.

“Gracias por abrir senderos hasta ahora intransitados para muchos de nosotros. Gracias por poner en el foco de la misión de la Iglesia a los pobres, por reclamarnos sobre la indiferencia sobre los descartados de nuestra sociedad”, expresó monseñor.

Finalmente, se recordó al Santo Padre por ser portavoz de aquellos que no tienen voz; de los niños y jóvenes, los migrantes, los pobres, los adultos mayores y todos aquellos que son apartados por la sociedad.

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