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María Isabel Gaviria y Marybel Montoya, científicas que le apuestan a la sostenibilidad con hongos

Encontraron en la investigación del microorganismo la solución para producir productos más amigables con el medio ambiente, evitando el uso de compuestos extraídos del petróleo.

Actualmente siguen en la investigación para encontrar más hallazgos / Cortesía Fungi Life

Actualmente siguen en la investigación para encontrar más hallazgos / Cortesía Fungi Life

La ciencia ha sido un área de explotación y conocimiento para diversos profesionales colombianos que están especializados en en distintos campos del saber natural y científico que dedican su carrera a la investigación de diferentes estudios que pueden logran importantes descubrimientos. En los últimos años, se han realizado una gran cantidad de estudios y ensayos para encontrar una solución alternativa al uso de combustibles fósiles en distintos productos.

María Isabel Gaviria y Marybel Montoya, dos científicas antioqueñas que han dedicado su vida a la ciencia, encontraron un hallazgo en los hongos a este tipo de situación que permiten encontrar un camino hacia la sostenibilidad. Precisamente, uno de sus elementos de análisis e investigación son los surfactantes, sustancia que figura como el principal componente de los detergentes.

En vista de que la mayoría de productos que se usan en la cotidianidad provienen o se derivan del petróleo, las dos profesionales decidieron estudiar los hongos, buscando alternativas comprobables que se puedan usar en las distintas industrias que en la actualidad requieren de los surfactantes. Sectores como la farmacéutica, los textiles, algunos productos de limpieza, hidrocarburos, entre otros, son las principales fábricas que utilizan este componente para la fabricación de sus productos.

Un hallazgo revelador

María Isabel y Marybel son las fundadoras y creadoras de Fungi Life, una empresa emergente y pionera en la biotecnología que utiliza hongos para crear biosurfactantes a base de residuos agrícolas. Este tipo de compuestos son más amigables con el medio ambiente, permitiendo una alternativa más segura y sostenible para reducir los niveles de contaminación.

Todo comenzó cuando Marybel hizo parte de un semillero de Biotecnología Ambiental en la Universidad EIA en la ciudad de Medellín. Allí despertó curiosidad por los hongos, cultivándolos y analizando su comportamiento en distintas condiciones. En un día dentro del laboratorio, observó algo que llamó su atención: encontró un hongo que estaba creciendo en medio de un lubricante de automotor que lo degradaba.

Al encontrar este fenómeno, le comentó a su jefe de entonces, María Isabel, que después de su pregrado en ingeniería biológica, se especializó en la investigación de microorganismos, bacterias y hongos con la capacidad de limpiar aguas y otras sustancias naturales contaminadas por aceites o hidrocarburos como el petróleo.

El descubrimiento las impresionó por completo al darse que cuenta que el hongo puede ser capaz de sanear la contaminación de sustancias naturales causada por derrames de petróleo o compuestos lubricantes.

Del laboratorio a la empresa

Después del hallazgo, decidieron llevar esto a una escala más impactante y funcional, en un camino que les ha significado un montón de retos y obstáculos que han sabido resolver. Lo primero, ha sido resolver la falta de oportunidades que apoyen este tipo de iniciativas, y la manera en que funciona la ciencia en Colombia.

En 2020, luego de cuatro años de más investigaciones ingresaron a Oxelerator, un programa alianza entre la Universidad de Oxford y el CESA, en Bogotá, el cual apoya e impulsa emprendimientos que contengan una base científica. Para su fortuna, participaron en una capacitación que les ayudó a fortalecer el modelo de negocio, ya que era uno de los aspectos que más trabajo requerían.

Años más tarde lograron darle vuelta a la idea de negocio, y verla con otra dimensión más funcional e importante. Encontraron que más que contar con una solución descontaminante de aguas y suelos, podían encontrar mejores usos de los hongos que pudiesen tener utilidades más completas en otras industrias.

Los últimos ensayos y pruebas realizadas en Argentina demostraron que el hongo logra eliminar la contaminación del agua en más de un 96%. Para los próximos meses esperan abrir su primera ronda de recaudo, en la cual esperan conseguir 1,5 millones de dólares.

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