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Un año después: La familia de Hermides Vásquez sigue exigiendo respuestas

Este docente, rector del colegio Camilo Torres en El Pozón, desapareció en Clemencia y no hay respuestas de las autoridades un año después

Un año después: La familia de Hermides Vásquez sigue exigiendo respuestas

Un año después: La familia de Hermides Vásquez sigue exigiendo respuestas

El 28 de noviembre de 2023 quedó grabado en la memoria de la familia Vásquez como el día en que la rutina se rompió y dio paso a una incertidumbre infinita. Hermides Vásquez, rector del Colegio Camilo Torres en El Pozón, salió rumbo a su finca en Clemencia para buscar unas cosas antes de un viaje a Medellín. Prometió que volvería pronto, pero el tiempo pasó y no volvió. Su esposa, Cira Vásquez de Vásquez, recuerda cada detalle de aquella jornada con la precisión de quien revive su tragedia día tras día.

“Él salió para la finca y me dijo que no se iba a demorar”, dijo Cira. Sin embargo, las horas avanzaron, el reloj marcó las dos de la tarde y el teléfono permaneció en silencio. Para las cinco, la inquietud dio paso a la desesperación. La búsqueda empezó con familiares recorriendo hospitales, clínicas y puestos de salud. Pero la noche se alargó sin una sola pista.

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El vehículo de Hermides apareció horas después del reporte de su desaparición en Zipacoa, corregimiento de Villanueva. La camioneta estaba quemada, un símbolo brutal de las preguntas sin respuesta. A pesar de los análisis realizados por la Fiscalía, la familia solo tuvo acceso al vehículo un mes atrás, un retazo tardío de una investigación que parece no avanzar.

La finca, que Hermides había convertido en un lugar funcional, con todas las comodidades, fue revisada por las autoridades. Según el encargado de cuidar la finca, Hermides llegó con alguien más esa mañana, pero su versión parece llena de vacíos. “Ese señor se fue para Bogotá con su familia después de lo ocurrido”, señaló Cira. Ahora dicen que ha vuelto a Clemencia, pero ella no lo ha visto.

Mientras tanto, el silencio oficial retumba en la casa Vásquez. Cada visita a la Fiscalía termina con las mismas palabras: “Todo va bien, estamos investigando”. La familia, sin embargo, sigue a ciegas, excluida de los avances y respuestas.

“Mi esposo no era un hombre de problemas. Su vida estaba dedicada a la educación y a su familia”, afirmó Cira. Hermídez no solo era un rector, era el pilar que mantenía unida a su familia, un hombre que convirtió su finca en un espacio para proyectar futuro. Ahora, la finca está alquilada, los recuerdos conviven con la ausencia, y la familia busca desesperadamente un hilo que los lleve a su verdad.

Las manifestaciones realizadas en su honor, organizadas por la comunidad y el sindicato de maestros, son gritos de esperanza. Pero el eco de estas voces aún no ha llegado a las instituciones. En cada marcha, en cada vela encendida, se dibuja la figura de un hombre que amaba enseñar, ahora envuelto en un misterio que ningún familiar merece cargar.

En la puerta de la casa de Cira, una brisa inquieta sacude las hojas. En su interior, el tiempo parece haberse detenido desde aquel 28 de noviembre. “Lo único que quiero es que alguien me diga algo. Que nos den una señal”, concluyó. La lucha sigue, pero el camino está lleno de sombras.

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