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Murciélagos, lechuzas y serpientes: guardianes del ecosistema estigmatizados en Halloween

Las entidades ambientales hacen un llamado al cuidado de estas especies especialmente en esta celebración de octubre.

Fotos: cortesía de @mateogarciamejia

Fotos: cortesía de @mateogarciamejia

Medellín, Antioquia

Cada año, durante Halloween, animales como murciélagos, lechuzas, serpientes y ratones se ven envueltos en un aura de misterio y superstición que, además de estigmatizarlos, los pone en riesgo de maltrato y daños. Sin embargo, estos animales cumplen funciones ecológicas fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas en el departamento de Antioquia y otras regiones, donde su presencia es clave para la salud ambiental.

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Las entidades ambientales hacen un llamado al cuidado de estas especies y resaltan las funciones más importantes que estas desarrollan en los ecosistemas:

Los murciélagos: polinizadores y controladores de insectos

Colombia es el segundo país en el mundo en variedad de especies de murciélagos, con una diversidad que incluye insectívoros, frugívoros, nectarívoros y solo una mínima fracción hematófaga (1.4%). A pesar de ello, en el imaginario popular persiste la creencia de que todos los murciélagos son “chupadores de sangre”. Este estigma no solo es incorrecto, sino que borra su gran aporte a los ecosistemas, ya que, según datos de estudios ambientales, los murciélagos son responsables de la dispersión de semillas y el control de plagas al consumir grandes cantidades de insectos cada noche. Sin ellos, cultivos y flora natural estarían en mayor riesgo.

Lechuzas y búhos: controladores de plagas

Lechuzas y búhos han sido víctimas de supersticiones, que los asocian con malos presagios y brujería, principalmente por sus hábitos nocturnos y su habilidad para girar la cabeza 270 grados. Sin embargo, ambos son depredadores expertos en el control de roedores, lo que los convierte en aliados clave para los agricultores y el equilibrio ecológico. Lejos de ser “criaturas de terror”, estos animales ayudan a mantener a raya las plagas, reduciendo la necesidad de pesticidas químicos en los cultivos y protegiendo así la calidad ambiental del suelo.

Sapos y ranas: indicadores de calidad ambiental

En el argot popular, los sapos y ranas suelen verse como “feos” y asociados a mitos como el de que “escupen veneno”, un falso rumor que los pone en peligro. No obstante, su presencia en cuerpos de agua es un indicador de alta calidad ambiental, ya que estos anfibios son extremadamente sensibles a la contaminación. En este sentido, su desaparición puede ser una señal de alarma sobre problemas ambientales que afectan las fuentes hídricas y la biodiversidad de la región.

Serpientes: depredadores discretos y estabilizadores de ecosistemas

Las serpientes también han sido estigmatizadas como criaturas “malvadas” y “peligrosas”. Sin embargo, su comportamiento natural es el de evitar el contacto humano, y solo atacan si se sienten amenazadas. Las serpientes juegan un papel vital en la regulación de especies que pueden llegar a ser plagas, y al mismo tiempo sirven de alimento para depredadores más grandes, como las águilas y jaguares. Esto las convierte en eslabones clave en la cadena alimentaria y en el mantenimiento de un ecosistema estable.

Ratones: ingenieros del suelo y fuente de alimento

Aunque los ratones también suelen ser temidos por muchas personas, su presencia es fundamental en el ecosistema, especialmente en la dispersión de semillas, lo que favorece la regeneración de los bosques. Además, ayudan a mejorar la estructura del suelo, contribuyendo a la retención de agua y al aumento de su fertilidad. Este rol de “ingenieros del suelo” asegura que otras especies tengan acceso a recursos vitales y permite la proliferación de plantas que mantienen la biodiversidad del hábitat.

Rompiendo los mitos: una invitación al respeto por la fauna

Las creencias populares que señalan a estas especies como “monstruos peligrosos y malintencionados” han afectado su conservación y su relación con los seres humanos. Los mitos, como el que afirma que “los murciélagos solo beben sangre” o que “las lechuzas son brujas”, son ideas erróneas que Halloween tiende a reforzar. Desde hace varios años, ecologistas y ambientalistas trabajan para cambiar esta percepción, destacando los beneficios que estas especies aportan y su rol en la estabilidad de los ecosistemas.

Respetar y proteger a estas especies, más allá de sus aspectos físicos y su comportamiento nocturno, no solo es una cuestión de justicia hacia la biodiversidad, sino también de compromiso con la salud del medio ambiente. Lejos de ser “criaturas de Halloween”, murciélagos, lechuzas, sapos, serpientes y ratones son verdaderos guardianes ecológicos que contribuyen cada día a la conservación de nuestros entornos naturales.

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