<b>La traca final del Tour de Francia, antes de la contrarreloj </b>definitiva del domingo, comienza al borde del mar, en Niza, para acabar en lo alto de la última cima de la edición, e<b>l col de la Couillole</b>, en una etapa corta, de 132,8 kilómetros, pero intensa con un desnivel total de 4.600 metros.Aunque la etapa se desarrolla en todo momento por debajo de los<b> 2.000 metros,</b> en contraste con la víspera, ofrece un mayor desnivel que la jornada reina y un perfil en permanentes dientes de sierra, con cuatro puertos y un ascenso final vibrante, <b>la última oportunidad de los escaladores natos de dejar su huella</b>No hay descanso desde la salida, cuando emerge el col de Braus, una segunda categoría de<b> 10 kilómetros al 6,9 % </b>que sirve de aperitivo a una jornada rica en emocionesDescendida la primera dificultad del día, la carretera vuelve a empinarse con la vista puesta en el<b> Col de Turini,</b> cita habitual de la <b>París-Niza</b>, pero que el Tour ha afrontado en menos ocasiones a causa, sin duda, de su situación geográfica, demasiado al sur. <b>La última vez, la cuarta, que se subió, fue en 2020</b>.Un primer desgaste para el pelotón, puesto que la montaña alpina tiene <b>20,7 kilómetros con una pendiente media del 5,7 %.</b>