La cultura ciudadana está muerta en Bogotá: exconcejal Juan Carlos Flórez
El exconcejal y excandidato a la Alcaldía de Bogotá, Juan Carlos Flórez, expresó preocupación por el tema de la cultura ciudadana de la capital.
En Bogotá uno de los temas sobre los que se suele debatir es la cultura ciudadana, este asunto despierta diversas opiniones entre los ciudadanos, pues para algunos se evidencia comportamientos acordes con la cultura ciudadana, mientras que para otros no. Los mismos residentes de la capital han reconocido que este tema debe trabajarse. En este sentido, el exconcejal y excandidato a la Alcaldía de la capital, Juan Carlos Flórez, mencionó en Caracol Radio: “la cultura ciudadana está muerta en Bogotá”.
El exaspirante a la Alcaldía argumentó su postura al indicar que en la ciudad se pueden evidenciar ciertos comportamientos que denotan desinterés y poco amor por el cuidado de la ciudad; así como no se observa un relacionamiento centrado en el respeto. A su vez, cuestionó el papel del actual Gobierno Distrital y mencionó que para lograr avanzar en la cultura ciudadana es necesario que haya buen ejemplo por parte de los padres y los mismos funcionarios públicos.
“No puede haber avances en cultura ciudadana si no sabemos hacia dónde vamos. Ese es un asunto fundamental, se ha perdido un norte en la ciudad y, al igual que las personas, las familias, las parejas, necesitamos en la vida un norte”, indicó Flórez.
Además, Flórez aclaró que este tema implica un verdadero compromiso por parte de los ciudadanos y de los gobernantes. A continuación, conozca más detalles sobre la entrevista de Juan Carlos Flórez y su perspectiva frente a la cultura ciudadana en Bogotá.
Entrevista con el exconcejal Juan Carlos Flórez:
¿Cómo ha visto la evolución de la cultura ciudadana en Bogotá?
La cultura ciudadana está hoy muerta en Bogotá. Eso se puede constatar con la sensación de abandono que se vive en la capital. Para dar un ejemplo concreto, el Centro de la ciudad está lleno de basuras, como si fuera una casa abandonada en la que en la que casi nadie se preocupa por su estado. Entonces, todo el mundo se cree con derecho a vandalizarla, a ensuciarla, a tirar las basuras donde quiera.
Por desgracia ya no solamente es el Centro, sino en toda Bogotá. Hemos perdido cada vez más aquellas cosas que unen a los seres humanos, el respeto, el aprecio, la consideración, la solidaridad cuando vemos que alguien está en problemas. A todo esto, hay que añadir una sensación de inseguridad que agobia mucho a la gran mayoría de los bogotanos. La cultura ciudadana hoy está muerta y la casa, que es la casa de todos y que es Bogotá, que tanto nos ha dado, la tenemos en un gran abandono.
En ese sentido, ¿cómo observa el papel del actual Gobierno frente a la cultura ciudadana?
Si hoy en día la cultura ciudadana está muerta, pues el actual gobierno simplemente es como una suerte de testigo impávido, que mira perplejo y lanza unas declaraciones sin mayor peso en la vida diaria de la ciudad. El civismo no es una campaña, es como, por ejemplo, cuando uno crece en una casa el respeto, el aprecio mutuo, el meter el hombro para apoyar al otro al hermano, al papá, la mamá, no es una cosa que se aprenda en una campaña; se aprende con el ejemplo del día a día. Infortunadamente, ese ejemplo hoy no lo dan ni las autoridades y, por desgracia, ni muchas de las personas que tienen poder.
Si la noticia diaria es la corrupción; el irrespeto por las normas; y los carros de la gente poderosa, que, además, la gran mayoría los pagamos nosotros con nuestros impuestos mal parqueados y abusando de las normas de tránsito; pues todo eso crea esta atmósfera tan dañina, que hoy le hace tanto daño a la ciudad y a los que aquí habitamos. Estos últimos, por supuesto, también tienen una responsabilidad en cuidar su actitud y sus relaciones cívicas con otros bogotanos y bogotanas.
¿Desde su perspectiva que hace falta para que se dé un mayor avance frente a este tema?
No puede haber avances si no sabemos hacia dónde vamos. Ese es un asunto fundamental, se ha perdido un norte en la ciudad y, al igual que las personas, las familias, las parejas, los grupos de amigos, las empresas, las organizaciones, necesitamos en la vida un norte. Claro, puede haber nortes perversos, para robar los dineros públicos; para vender drogas. Pero mientras no haya un norte que nos una en el que estemos dispuestos a sumar voluntades para sacar a la ciudad del estancamiento en el cual se encuentra; y mientras no haya un norte en el que pensemos que nuestro vecino en Bogotá no es nuestro enemigo y que merece nuestra indiferencia, sino que es una persona a la que debemos brindarle nuestra solidaridad y, al mismo tiempo, confiar en que nos será brindada solidaridad, de esta manera, el civismo estará muerto en Bogotá.
El civismo no es una asignatura en un colegio es una actitud, que, en primer lugar, la educan las personas que tienen poder, los padres frente a los niños y en la escena pública de la ciudad las autoridades. Hoy por desgracia en muchos lugares de Colombia, y Bogotá no es la excepción, tenemos muchas autoridades que son totalmente lo contrario, son un anti-ejemplo, y, claramente anti-ejemplo de civismo en muchos casos.
¿Cuáles considera que son los asuntos que se deben priorizar para trabajar la cultura ciudadana en Bogotá?
Yo no traduciría este asunto en una sola palabra, es decir, en cultura ciudadana, porque hoy está muerta. Yo preferiría referirme a una actitud de amor por la ciudad. Bogotá tiene siete y medio, u ocho millones de habitantes, pero somos de lejos la ciudad más grande del país. Con todos sus defectos, la ciudad ha brindado a lo largo de décadas oportunidades a muchos. El que tiene dinero ha podido a lo largo de décadas multiplicar aquí su riqueza; todavía hay mucha desigualdad en eso, pero el que logra educarse pues sueña con que la ciudad les amplíe sus oportunidades. Por ejemplo, el que tiene una tienda, la ciudad le ofrece la oportunidad de mantener abierto ese comercio. Para dar varios ejemplos, si tenemos un transporte público, pero aunque no nos guste el modelo de ese transporte cuesta una plata mantenerlo y si nadie paga se va a caer a pedazos, como lo que le está ocurriendo a TransMilenio, que se está cayendo, literalmente, a pedazos.
En primer lugar, necesitamos una actitud de compromiso con la ciudad de quienes gobiernen, que no lleguen aquí para robar la ciudad y enriquecerse o para convertir Bogotá en un trampolín para su siguiente ambición, y después darle una patada en el trasero a la capital. Es decir, es un compromiso más profundo y ahí también tiene un rol cada uno de nosotros. Sí, estamos en el legítimo derecho de quejarnos de los problemas de la ciudad, pero también debemos preguntarnos, ¿qué puedo aportar? Y el civismo empieza desde cosas muy pequeñas, no tirar basuras por la ventana del carro, o la ventana del bus. No creer que cuando se llega a una zona de la ciudad uno puede hacer ahí todo lo que se le dé la gana. Al mismo tiempo, yo creo que la más grande actitud de amor por las ciudades es revisar a quiénes escogemos para que nos gobiernen. Son una serie de comportamientos que yo llamo civismo, se puede poner cualquier nombre que se quiera, pero lo que importan son los comportamientos.